lunes, 4 de noviembre de 2013

70 A UN PASO DE SUS BESOS

Olindo    
  
    Nada dura lo suficiente. Los estadios de libertad son fugaces, aunque  la razón viva presa de sus convicciones.
     Inocuo como el amor y sólido como la certeza de no poder olvidarte.
     La pieza es grande y las paredes preguntan. Evado ese abismo y camino rumbo al puerto pero no consigo alejarme. Después de todo… ¿Dónde escapar si soy yo quien no puede encontrarse?
    Una servidora sale al cruce y se ofrece pero negocio mi desaire con el último cigarro que habita el bolsillo. Aturdido, inhalo la bruma asmática que transpira la noche.
     En la orilla. No tengo la suerte de llorar, mis pupilas hicieron horas extras. 
    El pescado del balde ya no salta, el amanecer trae la carga de otro día. En el borde hay silencios que se escuchan.

     Una vida me separa de sus besos y un paso del Río Lebu que abajo espera. 

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