Bel Marduk
Crece, en nuestra tierra, la serpiente todo en oro y en sol, y el piso será el llanto clamando por la paz para
toda nuestra gente.
Pasa por el cielo, como un corisco terciopelo y
se rasga la
inmensidad azul. En Lebu besé a un ángel con
plumas, serafín alado, que
oscurece la niebla de la mañana. La ciudad me recibió con abrazos inolvidables.
Oraciones cantan nuestro pueblo. Creen que la vida está cableada,
que la mano se convierte en algo,
gritando por flores y una nueva canción. Pasa por el cielo como un brillante tachonado y se dirige hacia el añil, los ángeles de Lebu, arcángeles camuflados
que en fuego tornan las almas de las personas. Y así me
quedé en las ramas de los caminos
felices de Lebu entre
los brazos y amores.
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