sábado, 16 de noviembre de 2013

145 INTROVERSIÓN

Siberiana   

  Intenté sacarme las gafas pero las patillas se habían fundido en mis sienes.
  Quise desabrochar la camisa, mas los botones estaban bajo la piel.
  Los zapatos formaban una sola pieza con mis pies y el pantalón se cubría de vello.
  Las manecillas del reloj pulsera se desplazaban bajo las venas.
 Los cabellos rebeldes, desordenados por el viento de Lebu, sojuzgaban al sombrero de fieltro.
  La cruz de plata, con la imagen de Cristo, latía dentro del corazón, a su ritmo.
  Las gotas que teñían la alfombra de rojo me recordaron el cuchillo que llevaba calzado en mi cinturón. 

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