Pablo Silenciario
Había un río que miraba
azul desde el mar afuera, antes que esas olas tan grandes lo arrojaran contra
las piedras. Estaba cuarteada su piel, no sólo de salitre y sal sino también de años, y su improvisada
balsa rompió contra las rocas del norte de una playa larga, que caminó sin
resentir toda su longitud, pues ya había
visto luces y otras señas de que había gentes, y sin retirar la mirada del
apartado pueblo apenas percibió al pequeño que no se acercaba demasiado y le
preguntaba -usted quien es-, sin hacer caso de esa pregunta detuvo la marcha,
como asombrado de las palabras. Reponiéndose quiso levantar su mano para
tranquilizarlo pero se topó con la larga barba, miro sus harapos y preguntó a
su vez - ¿Qué ciudad es esa? - Es Lebu respondió prestamente el niño. A su
vez y finalmente él respondió – Yo, yo soy Robinson-
me gusta esta muy buena esta continuación de la novela de Defoe
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