jueves, 7 de noviembre de 2013

82 VISIONES DESDE EL INTERIOR

Camomila

Mis padres poseían una tienda de ultramarinos en un antiguo barrio de Lebu. Desde la trastienda observaba todos los acontecimientos vitales, desde la deuda ascendente de Doña Manolita a la que mi madre fiaba porque le daba mucha pena que pasara hambre y que andaba arreglando los papeles para cobrar la pensión de viudedad, pasando por la pasión “secreta” de Doña Leonor por el vino tinto cuyo aliento era capaz de matar incluso gigantes, hasta el vicio que tenía el Sr Marcelino con el jamón ibérico del que compraba 50 gr cada tarde. Mientras Carlos, mi hermano y yo, hacíamos los deberes a la salida del cole bajo la atenta mirada de Pluto, nuestro perro.

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