miércoles, 13 de noviembre de 2013

117 EL TORO DE PIEDRA

Viajero Solitario

Caminaba por la senda, en camino hacia la ciudad de Lebu, y la noche se acercaba vertiginosamente, la verdad no conocía muy bien el camino pues la aventura era mi guía y la pasión por recorrer nuevos caminos mi compañera. La noche pinto el cielo rápidamente, con escarcha de estrellas que palpitaban suavemente en el firmamento, cuando el silencio fue roto por un bramido, que me causo un gran susto. Seguí la procedencia del sonido para ver a la bestia y a cada paso dado el bramido se fortalecía, mi corazón latía como de un tambor de guerra y al acércame más me di cuenta que tal bravo bramido era sonido del viento que atravesaba la montaña, y solo atine a sentarme muy cerca a la entrada, ¡dome a un toro de piedra! Exclame mientras miraba la belleza a su alrededor con una sonrisa.

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