miércoles, 6 de noviembre de 2013

75 EL HALLAZGO

Howard Hawks

Atardecía en la playa de Lebu y decidió pasear. Apenas había avanzado unos metros cuando tropezó con un objeto: era uno de esos soldaditos de plomo con los que solía jugar de niño. Se sonrió, siguió caminando y enseguida reconoció en la arena una peonza también muy similar a la de su infancia. A medida que avanzaba en su paseo, inexplicablemente iba encontrando más y más pertenencias olvidadas que el  mar le devolvía en cada golpe de ola: su pitillera, un llavero, unos prismáticos… no daba crédito a lo que veían sus ojos. De pronto un escalofrío le recorrió la espalda: ¿y si el mar le devolvía también aquello de lo que tantas veces se arrepintió, aquello que no le dejaba dormir por las noches?

Cuando escuchó las sirenas y el revuelo de la gente al otro lado de la playa, supo que al fin lo habían encontrado.

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