sábado, 16 de noviembre de 2013

149 LÁGRIMAS DE VIDA

Desde el otro lado

Ese tic tac que escuchábamos hace rato nos indicaba  que el silencio de una desgracia estaba muy cerca; mi madre, entre esos gritos iniciales por un duro parto, dio paso a esa angustia que clama  escuchar el silencio de  un latido vencido, sin un lamento, o un entuerto quejido.  
Escuchar ese sonido nos traslada a  un tiempo que se  para, la muerte por un fracaso de vida que nos roba la esperanza, nos desangra nuestra ilusión  y el tiempo se hace eterno, aunque los relojes de esta espera no dejen de recordarme que el tiempo se escapa.

Pero el milagro nos sorprendió a todos cuando aquel hombre que decía  que venia de Lebu, le administró aquel remedio casero y mi hermano recién nacido y madre volvieron a la par a llorar una vez mas en nuestro mundo, unas lágrimas que ahora eran el signo de la alegría.

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