sábado, 16 de noviembre de 2013

148 EVOCAR

Sundowner

Ismael mencionaba Lebu a menudo. Yo, lo identificaba como un lugar onírico, en la mente enferma de un viejo que moría en la cama de un hospital, en la lejana España.
En momentos de lucidez, hablábamos largo rato.
Relataba sus aventuras en viajes de juventud al Sur -como él llamaba a Chile.
Contaba, que entró en tren por el Cristo Redentor después de un largo viaje desde Barcelona en barco, huyendo de su realidad.
Ese lugar, Lebu, imaginario para mi, le causo gran efecto y, ya senil, pensaba en él a diario. Hablaba de los Mapuches, del mar, de los piratas y las ballenas, de mercados, de islas y de colores que le impresionaron.
Esta mañana, yo leía a su lado Moby Dick. Levantó la vista, tomo aire, agarró el libro entre sus manos temblorosas y dijo: “La ballena blanca también estuvo allí”.

Cerro los ojos, sonrió y nos dejó.

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