Sundowner
Ismael mencionaba Lebu a menudo. Yo, lo identificaba como
un lugar onírico, en la mente enferma de un viejo que moría en la cama de un
hospital, en la lejana España.
En momentos de lucidez,
hablábamos largo rato.
Relataba sus aventuras en viajes de juventud al Sur -como
él llamaba a Chile.
Contaba, que entró en tren
por el Cristo Redentor después de un largo viaje desde Barcelona en barco,
huyendo de su realidad.
Ese lugar, Lebu, imaginario
para mi, le causo gran efecto y, ya senil, pensaba en él a diario. Hablaba de
los Mapuches, del mar, de los piratas y las ballenas, de mercados, de
islas y de colores que le impresionaron.
Esta mañana, yo leía a su
lado Moby Dick. Levantó la vista, tomo aire, agarró el libro entre sus manos
temblorosas y dijo: “La ballena blanca también estuvo allí”.
Cerro los ojos, sonrió y
nos dejó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario