Amlapura
Llegaste desde Lebu con tus ojos de mar y
tu piel de arena. Era una tarde de ventisca susurrante.
- Vengo de la Ciudad del Viento.
Eso dijiste la primera vez que me abrazaste un
tango.
- Todo
viene del
viento.
Me
murmurabas al oído entre milonga y milonga.
Bailamos
tantas veces durante tan poco tiempo… Siempre con la pasión del huracán.
- Todo pasa por el viento.
Pero un día te fuiste. Así, de
repente, como el mapudungún arrastrado por la corriente a su cauce.
Todo ese tiempo arrancaste a tu paso
suspiros y deseos, que te llevaste al retornar a Lebu.
Te despediste después de un último
abrazo de brisa.
-Todo vuelve
al viento.
Hermoso, mágico
ResponderEliminarMe encanta, tan simple, poético y bello.
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