Dionisio
Caminando
por el paseo Colón, me topé con una oferta de libros de segunda que me puse a
revisar. Encontré un poemario de Alberti y un impreso de Borges, pero el que me dejó dudas sobre si comprarlo o
no fue una novela de un autor desconocido de la ciudad de Lebu, en Chile, premiada en un
concurso de narrativa infantil de España.
Cuando
revisé el contenido, hallé unas marcas de lápiz que encerraban con corchetes un
párrafo largo que describía una escena no apta para menores de la página 45. También
había una anotación manuscrita que decía: «¿Se puede hacer esto en público?».
Tal
pregunta me hizo releer la página: en efecto, los protagonistas de la historia habían
tomado la precaución de buscar un banco en la zona más oscura de los jardines
del río para hacerlo, solo entonces se animaron a sacar un cigarrillo y
encenderlo.
Una historia sobre libros ficticios, al parecer, a la manera de Borges; con un final inesperado como lo sugiere Poe. Bien.
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