viernes, 28 de septiembre de 2012

RESULTADOS CONCURSO MICROCUENTOS



Finalmente, hacemos pública el acta con los resultados del concurso. 
A todos y todas quienes han participado y nos han seguido durante el desarrollo del certamen, damos las gracias...

ACTA
  
I CONCURSO DE MICROCUENTOS LEBU EN POCAS PALABRAS

 En reunión efectuada en el salón de la Biblioteca Pública Municipal de Lebu “Samuel Lillo Figueroa”, siendo las 12:00 horas del día 28 de septiembre del 2012, se han escrutado las votaciones del  el jurado integrado por los profesores y profesoras de lenguaje VIVIANA FLORES VERA, KAREN ZAMBRANO ABURTO, CLAUDIO CÁRCAMO SALGADO y los socios del Club de Amigos de la Biblioteca PEDRO ROSSEL CORREA y JAIME MAGNAN ALABARCE, quienes, después de examinar los 127 trabajos presentados al “I CONCURSO DE MICROCUENTOS LEBU EN POCAS PALABRAS”, organizado por el CLUB DE AMIGOS DE LA BIBLIOTECA PÚBLICA MUNICIPAL DE LEBU y patrocinado por la ILUSTRE MUNICIPALIDAD DE LEBU, ha resuelto el siguiente resultado:

Categoría Menores:

El jurado, luego de revisar y evaluar los 12 trabajos llegados a esta categoría, ha decidido entregar una mención honrosa a:

Juan Gabriel Díaz Rodríguez (Juan Laurel) de 11 años de edad por “El papelito”, Hualpén, Chile.

Categoría Adultos:

De un total de 115 trabajos revisados y calificados en esta categoría, el jurado ha resuelto otorgar los siguientes premios:

1er Lugar:
María José Arriagada Fernández (Artemisa) por “En la hora del silencio se escucha lo esencial”, Lebu, Chile.
                
2ºLugar:
Luis Holgado (Limón) por “El leñador”, Buenos Aires, Argentina.

3º Lugar:
Jhon Francis Peña Arévalo(Da Vinci) por “La verdad de la Atlántida”, Ancash, Perú.

Por su parte, los organizadores han decidido conceder dos menciones especiales, dado los méritos literarios observados por el jurado, a:
  
  • “Saloma” de Juan Manuel Díaz Fernández (Poloa), Lebu, Chile.

  • “Pensaré en Lebu” de Felicidad Batista (Sofía García), Tenerife, España.
 De conformidad con lo anteriormente expuesto y ratificando lo acordado por el jurado que suscribe procede a firmar otorgando beneplácito y acuerdo:

  
JAIME MAGNAN ALABARCE
Coordinador I Concurso de Microcuentos Lebu en Pocas Palabras
Ministro de Fe


Asimismo, la organización del certamen desea dejar constancia del interés suscitado por el certamen traducido en los 127 trabajos recibidos a concurso, de acuerdo al siguiente detalle Chile (43); España (27); Argentina (19); Colombia (10); México (9); Perú (6); Cuba y Nueva Zelanda (3); Estados Unidos y Uruguay (2); Ecuador, Francia y Venezuela (1).

En los próximos días publicaremos el listado de las obras finalistas, las cuales serán publicadas en la Antología del X Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro.


jueves, 27 de septiembre de 2012

AVISO

Estimadas amigas, estimados amigos:

De acuerdo a lo establecido a las Bases de nuestro I Concurso de Microcuentos Lebu en pocas palabras, hoy 28 de septiembre debíamos dar a conocer los resultados del mismo. 

Lamentablemente, por razones de fuerza mayor, y dada la cantidad de trabajos recibidos, el jurado no pudo completar el escrutinio ya que el reglamento del mismo implica la evaluación de cada uno de los trabajos presentados, un total de 127. 

Esperamos, en el transcurso de las próximas 48 horas, a más tardar, proceder a terminar con las votaciones y levantar el acta correspondiente.

Sentimos de sobremanera esta situación y apelamos a la paciencia de cada uno de los participantes.

Asimismo, aprovechamos de informar respecto a la composición del jurado, el cual está compuesto por:

Sr. Claudio Cárcamo, Profesor de Lenguaje Liceo Isidora Ramos de Gajardo
Srta. Viviana Flores Vera, Profesora Escuela Rebeca Castro de Araneda
Sr. Pedro Rossel Correa, Profesor Normalista y Columnista Revista Literaria "El Bote"
Sra. Karem Zambrano, Profesora de Lenguaje Liceo Doctor Rigoberto Iglesias Bastidas
Sr. Jaime Magnan Alabarce, Coordinador del Certamen

Los invitamos a seguir pendiente de nuestro blog.

Atentamente, 

Jaime Magna Alabarce
Coordinador
I Certamen de Microcuentos Lebu en pocas palabras

martes, 11 de septiembre de 2012

CONVOCATORIA CERRADA

Estimadas amigas, estimados amigos:

Anoche, a las 23:59 horas de Chile, y de acuerdo a lo establecido por las Bases, se cerró la convocatoria del Concurso Lebu en Pocas Palabras. Estamos muy contentos con la respuesta que hemos tenido. Cuando comenzamos este proceso experimentamos una serie de dificultades y pensábamos que no llegarían más de 50 trabajos. Pues bien, al cierre se han recibido un total de 127 microcuentos provenientes de 13 países. Ahora corresponde esperar. El 28 de septiembre, de no mediar algún contratiempo, publicaremos los resultados mientras tanto, los invitamos a disfrutar los relatos publicados y esperamos sus comentarios. 

Los organizadores

Cuando conocí al maestro


127.- "Cuando conocí al maestro" por Anónimo
Lo vi en las puertas de la Biblioteca.
Corrí desesperado como un fan embobado, con un libro de Miguel Henríquez.
- ¡Don Gonzalo!
Gritaba, mientras el viento le movía las hojas llamando su atención.
- Por favor me firma este libro.
Mientras el viento me ayudaba en mi cometido, yo me esmeraba en tratar de mantener el libro abierto en una imagen de su autor.
Sin quitar la mirada en él, tomó el libro en sus manos y sin cerrarlo lo apoyó en un vehículo,  era un poema suyo despidiéndolo en su muerte.
- No me acordaba que lo había escrito.
Y suspirando muchos recuerdos continuó.
- Él fue un gran hombre, fue amigo y compañero de medicina de mi hijo, el que está muy lejos, allá en Alemania.
Sus ojos tomaron otro brillo ayudado por la afectividad de su memoria y escribió. Para Miguel en Lebu, Gonzalo Rojas.

lunes, 10 de septiembre de 2012

Una luz de esperanza llamada Lebu


126.- "Una luz de esperanza llamada Lebu" por Arual Saudade
Cierto día me desperté con el pleno conocimiento de que no había sido sólo un sueño, pues aquel lo sentí como un espectro que se mantendría a mi lado. En él pude observar con detalle una ciudad resplandeciente, pero no de oro sino de sonrisas sinceras y esperanzas a flor de piel; no era Pekín ni Londres, se trataba de Lebu… con su característico olor a un pasado delator, entre minería y agua salada de la costa.
Entonces supe que todo debía cambiar, que merecíamos otra realidad. El motor se encendió y me convencí de que la mayor riqueza de aquella ciudad era su gente, de que sólo con ganas y emprendimiento podríamos hacer resurgir una Lebu más fructífera que la de antes.
Desperté de nuevo, 1 o 2 años después de aquel día y entonces vi el cambio brillando a través de la ventana, ahora se quedaría para siempre.

Comment Allez Vous?


125.- "Comment Allez Vous?" por Ben A. B. Cavern
Tomaba sus  copas Don Pío. Tintos del Maule, lo entendí después cuando estuve en edad de merecer la  mansa aspereza del vino.
Clarinete del Orfeón del Cuerpo de Bomberos de Ancud, ensayaba en la puerta de su casa, al mezquino sol de estas comarcas de nubes.
Saludaba  a los niños  y repetía  una historia que  hoy vislumbro llena de añoranzas:  
-Comment allez vous *? 
Y explicaba 
-En Conce, saludaba así a un coterráneo de Lebu y  me respondía: 
-Ahí está Lebu,  lindo  siempre -   Que ganas de volver
-Pensaba que le preguntaba como estaba Lebu –  Reía triste  Don Pío-
Sospecho que en  su relato, yacía escondido el hondo anhelo del regreso a su  tierra.
Don Pío dejó sus huesos en  otras tierras, otro mar y otro río. Pero el viento que azota a Lebu y a Ancud es el mismo y lleva en su tren  esta memoria.  

 Nota : * (Suena como “ Coman ta Lebú”) 

De regreso a casa


124.- "De regreso a casa" por Lilú Jicasse
Atravesó el río y cayó sobre el agua. Escuchó sus lágrimas confundirse con el rumor del agua, luego el río hablo y dijo “Lebú”. Sonrió, al fin, había llegado a casa.

La realidad del mito


123.- "La realidad del mito" por Lilú Jicasse
El unicornio me dijo su nombre “Lebu me llamo, nací en un río”, me sonrió, todos los seres féricos se acercaron, pues en esa mágica ciudad, yo era el mito.

Un instante mágico


122.- "Un instante mágico" por Valentina
Había cumplido su sueño. Los goznes gimieron mientras abría las hojas de la vieja ventana de madera y un penetrante olor a bosque húmedo invadió la estancia. Respiró profundamente, sentía como su interior resucitaba. Comenzaba a alborear en Lebu, el cielo se teñía de color calabaza, las gotas de rocío se deslizaban perezosamente a lo largo de las hojas de los viejos árboles, perdiendo el equilibrio y besando el suelo. La alfombra de hojarasca expelía su espíritu que lentamente se elevaba hacia el cielo diluyéndose en vaho Sus pupilas se ahogaron en los recuerdos. Fue feliz. Por un instante,  había podido formar parte de aquel escenario.  

Un mediodía, una cabeza


121.- "Un mediodía, una cabeza" por Bartleby
Ella vive a treinta kilómetros de distancia, en las afueras de Lebu. Para volverla a ver tendría que atravesar la ciudad, golpear a su puerta, para que ella abriera y, antes que todo, le reclamara gritando: “¿Por qué no me contestabas después de todo este tiempo? ¡Cabrón, hijo de puta!”. Tendría que aterrizar una conversación tratando de arreglar la discusión de hace tres días, hacer promesas de cambiar, plantear escenarios irrealizables y qué no más. Con suerte, accedería  a su compañía mientras disimula el impulso que verdaderamente le ocupa. Y  si bien le va, podría llevar sus intereses a fin. Después tendría que pagar una innecesaria cena en algún restaurant. Pero se da cuenta que para verdaderamente hallarla solo hace falta que cierre los ojos. Ahí yace desnuda. Como una perla. Como un deber. Pues nadie pasa un día tranquilo sin hacerse la puñeta.

Se nos mueve el piso


120.- "Se nos mueve el piso" por Mac Caro
No sé cuánto rato llevo aquí encerrado en el baño de marujita, todo por culpa del Braulio (esposo de la maruja) que se bebió todo en el bautizo de sus sobrinos (en el centro de Lebu) hoy 27 de febrero.
Estábamos de lo más bien (la susodicha y yo) regalándonos cariño, cuando de pronto escuchamos: señora maruja! Abranos la puerta que le trajimos a su hombre hecho vinagre…rápidamente reaccionamos, ella pronta a atender a los muchachos y yo veloz arrancando pal patio, cuando de pronto veo el baño que estaba al fondo en una esquina, decido esperar fondeado a dentro a que se fuera la turba, cuando de pronto se empieza a mover la tierra, como nunca antes. Fue como en las películas, gritos por doquier, sonidos de estruendo y yo debajo de unas cuantas tablas y arañas; aplastado pues el baño cedió…cueck.  

El elixir para Violeta


119.- "El elixir para Violeta" por Mac Caro
Vamos viajando en bus a Lebu, nuestra ciudad preferida; nuestro segundo hogar. Desde que nos enteramos que el aire fresco y la brisa pura del mar alegraban y a la vez eran elixir para los pulmones de violeta (nuestra única hija) el visitar esta ciudad es tarea obligada para cada festividad, fines de semana largos, vacaciones, etc.
  Nos hospedamos en la casa de mis abuelos, cada vez que les visitamos desde Santiago. A violeta le encanta venir, visitar la playa, la caverna de Benavides, el caminar  y correr libre como los caballitos; que tanto le gustan.
El que el aire de estas tierras sea un aliciente sanador para los pulmones de nuestra hija (diagnosticada de asma a los pocos meses de nacida) no es una idea alocada, sino una recomendación del doctor padilla; gracias a Dios que existe este lugar…
Que bien, hemos llegado.

Orfelina


118.- "Orfelina" por Víctor Varas
Ella vive a lo largo del río Lebu siente sus aguas azules donde brotan los hijos de sus hijos donde ríe el viento envuelto en sus piñones. Orfelina lleva la tristeza del carbón piedra en su vestido para misa en domingo, en su delantal a cuadros, en la batea de hualle donde amasa el pan de todos los sueños. La Quelina de muy pequeña punzó el ojo de Dios con el suyo propio mientras que con el ojo bueno  acarició el universo del suspiro en parpadeos de lluvia y barro. Orfelina con serenidad aguarda el retoño de la última noche para anidar esas antiguas miradas en el follaje astral del canelo. Su nombre, remojado en la ruda descansará en repeticiones de historias en repeticiones de ancestros y en todos los cantos que recoja la marea sobre la tierra.

Competencia de gatos


117.- "Competencia de gatos" por Tenacidad
Lebu, un hermoso atardecer, estaba yo contemplando el lindo desvanecer del sol. Me llamó poderosamente la atención la pugna de unos gatos opuestos entre sí, intentaban capturar un ratón. No habiendo acuerdo entre ellos de encontrar la mejor forma de atraparlo, se nombró jueces de ambos bandos: “los ángeles” y  “los callejeros”. El representante de “los ángeles” era un rubio, con pinta de gringo; grandote, fiero, el otro, esmirriado, poca  pinta. Comienza la búsqueda. De pronto el ambiente se torna miedoso; aullidos, griterío, algarabía, carreras. El gato rubio jadeando y sangrando, traía, cual trofeo en su hocico, un asqueroso guarén… Aplausos en el mundo gatuno al ver llegar a Barto el, el rubio, que se le veía feliz con su trofeo. Recibió un premio, una suculenta ración de pescado que con ansia devoró.
Lebu se esmera ¡Grande Lebu!!

Ideal de una hormiguita


116.- "Ideal de una hormiguita" por Tenacidad
Dicen que las hormigas son muy organizadas, forman comunidades, todas trabajan organizadamente.
Era una comunidad de hormigas, todos los años en Lebu. Llegó a esa comunidad una hormiga santiaguina. Aclaro que le fue muy difícil acostumbrarse. Al comienzo era llorar y llorar; sus lágrimas eran perlas tan brillantes, que con su luz, alumbraba la oscuridad del lugar de trabajo de las hormiguitas. Siendo muy observadora, descubrió la idiosincrasia de los lebulenses;
Eran amantes de su tierra y tradiciones
Los padres muy esforzados para que sus hijos lograsen una profesión.
Participantes en eventos culturales y musicales.
Tanto se entusiasmó la hormiguita, que se propuso acabar con sus lágrimas, trocarlas en carcajadas, hacer de sus penas fuente de alegría para ella y todos. Se propuso ser presencia pacífica en su comunidad, logrando que sus trabajólicas hormiguitas, se transformaran en testigos de alegría…
La hormiguita se enamoró de Lebu y aquí se quedó.

De todos los colores, el gris suele ser el más aburrido


115.- "De todos los colores, el gris suele ser el más aburrido" por Bartleby
Sus ojos esmeralda me han hipnotizado tan pronto los he tenido enfrente. Entre el tumulto, la casualidad me ha situado frente al cañón de su cuerpo pletórico y bamboleante. Embelesado contemplare la sonrisa en su escote extenderse interminablemente.  Durante un instante la música se detendrá, y una desaforada hilera de personas correrá siguiendo a un arlequín, bajo un familiar mantra coreándose al unísono: ¡Lebu, Lebu, Lebu! Ella me tomara de la mano e iniciara su carrera tras la hilera de invitados, pero su palma se resbalará sobre la mía sudorosa. En un santiamén quedare solo al centro de la pista y, desconsolado, no tendré más remedio que regresar a la mesa con mi gris acompañante. O puedo seguir de largo, ahorrarme la molestia y servirme otro whiskey.

María Huenten

114.- "María Huenten" por Simona Alarcón
La María nació en Lebu, nació para ser tejedora como todas las mujeres de su familia hilar la vida con la muerte fibra a fibra, lana a lana. Enormes telares y el yapan transmitido fueron toda su herencia sin otra ceremonia que el mismo cosmos. Amanece en ella el día para rescatar las brasas que cada noche la memoria cubre cenizamente. María desgrana el sol en un haz de luz que germina hambriento la roca, la ignorancia. Zurce treguas a la pobreza con pétalos que caen como cuerpos líquidos tocando manos curtidas, secas al humo del miedo.

Un día más en Lebu


113.- "Un día más en Lebu" por Alacrán
Y de pronto aparece el sol, llenando de luz nuestra ciudad y de pronto aparece la magia porque después de largos, fríos y también venteados días de invierno el soberano rey nos recuerda que él ya está por volver, para renovar nuestras energías para saludar a las flores los cerros y el mar, entonces pienso, que afortunados hemos sido que Lebu, se ubique en esta parte del planeta y, en un momento cuando nos sentimos como chilenos y chilenas más cerca de nuestra historia, más cerca de nuestras tradiciones, más cerca de nosotros mismos, y visualizando las distintas posibilidades para encontrar los caminos mejores para el desarrollo y progreso de nuestra ciudad.
Tiempo también para salir a caminar, a recorrer la playa larga, caminar descalzo  esquivando las graciosas olas que nos intentan alcanzar mientras las gaviotas se adentran en el mar, de improviso, en el horizonte aparece danzando una lancha.

La mujer deseada


112.- "La mujer deseada" por Karen A Secas
Lebú hoy la tengo en mis brazos y la disfrutaré a más no poder. Supe desde el primer momento que ella me deseaba tanto como yo, solo basto ese primer encuentro de miradas para que los dos nos aferráramos el uno al otro en uno solo cuerpo, desde que la soñé la imaginé como es ahora, se que ella piensa lo mismo y se que ella también lo disfruta, no tiene que decírmelo, lo siento cuando ella se entrega y cuando yo estoy dentro de ella.

La mujer soñada


111.- "La mujer soñada" por Karen A Secas
Ayer cuando me disponía  a salir pensé para sí mismo, que bonito sería encontrarme la mujer soñada de noches anteriores, su nombre Lebú así la imagino, pensaba mientras caminaba con rumbo desconocido en lo divino, en lo humano, pero también imaginaba en mi reacción primera.  Ayer por fin la vi y no fue una casualidad, la había imaginado así, su pelo rubio que caía tímidamente en su frente, grandes caderas, unos pechos agradecidos y naturales, una cadencia al caminar y solo bastó una mirada entre los dos para estar seguro de que mis pensamientos eran ciertos. 

La mujer amada


110.- "La mujer amada" por Karen A Secas
Allí está ella su nombre Lebú, amada desde el primer momento, soñada de noches anteriores, me excita su olor, su aroma, su caminar, su quietud, pero más que excitación es admiración, respeto, éxtasis y todos los sentimientos fundidos en una sola palabra: amor desmedido, incontrolable que se funde en mis sentidos, esto no es un sueño es mi realidad, es mi pensamiento que se convirtió en mi escenario cotidiano y del cual no quisiera despertar o si al fin es un sueño, o la vida misma acompañada de una alta dosis de soledad.

Pensaré en Lebu


109.- "Pensaré en Lebu" por Sofía García
Las palabras se derrumbaron. Cayeron con estrépito sobre el silencio y solo quedó una niebla grisácea y turbia. Se alejó sorteando las mesas de la cafetería como el minero que abandona el pozo y se sube al vagón que lo conducirá al sol. Me repasé el carmín de los labios para borrar viejas huellas, vestigios de besos olvidados. Elevé un muro con los terrones de azúcar entre su taza vacía y mi café frío. Orienté la mirada de radar hacia la puerta por si en el último instante la luz cegadora lo obligaba a regresar. Pero la lluvia caía al otro lado de las vidrieras. Acaricié la piel del libro, leí lugar de nacimiento Lebu bajo la foto del poeta Rojas y me refugié entre sus páginas. Sabía que ya solo lo encontraría en las galerías excavadas de sus versos.

Regreso


108.- "Regreso" por León Villezcas
Finalmente regresó a Lebu. Sucedió que cuando cruzó la puerta, habían pasado seis años. Se dio cuenta de que todo seguía igual. Las viejas cosas empolvadas e inmóviles le hicieron saber que el decurso del tiempo había afectado solamente algo: a sí mismo. Ese algo imposible de recuperar, imposible de cambiar. Deseó jamás haberse ido, sin embargo necesaria fue su partida para darse cuenta de que el regreso siempre es posible.

La montaña azul


107.- "La montaña azul" por León Villezcas
A un lado de Lebu se erigía una gran montaña azul. Nadie se atrevía a subirla, pues la leyenda contaba que sí alguien se adentraba en ella jamás volvería. Un día, un valiente pueblerino la escaló. Al día siguiente regresó a su casa sin que le ocurriera nada más que una gran decepción.

El personaje


106.- "El personaje" por Da Vinci
Un joven decepcionado del amor y de la vida, sube a lo más alto de un edifico y se arroja al vacio, pero se da cuenta que aún sigue vivo. Frustrado por su cometido, comienza a tirarse de los puentes de la ciudad de Lebu, y se da cuenta que su corazón sigue latiendo, luego hace suyas las ideas de arrojarse a las vías del tren y al paso veloz de cualquier vehículo; de preferencia pesado, pero aún seguía con vida. Ya cansado de todos los intentos fallidos, y frustrado por los más innovadores métodos de morir, se siente más triste que nunca y la muerte se convierte en un sueño imposible.
Está solo, se encuentra solo, se siente extraño, ajeno a todos y para todos. De tanto pensar, ocupa su mente leyendo un libro, y descubre que él es un personaje suicida e inmortal.

Los cuatro cañones

105.- "Los cuatro cañones" por Manuelette
Una noche oscura de invierno partieron el Rayo y el Marte a  visitar a sus compañeros, el Relámpago y el Furioso que estaban en Santiago. Él encuentro fue tan imponente que un gran ruido se escucho en toda la ciudad. Los capitalinos creyeron que era un trueno que antecedía a la lluvia. Al otro día amaneció y en el Palacio de La Moneda estaban los dos relucientes cañones, mientras que en la plaza de Lebu   dormitaban los otros dos  con sus elegantes trajes de bronce.

domingo, 9 de septiembre de 2012

El ignorante


104.- "El ignorante" por Da Vinci
El deprimido del pueblo de Lebu va a visitar al más ignorante del mismo pueblo, y le dice – quisiera que todos se murieran – el ignorante responde – entonces olvídalos, y el deprimido responde con ira ante lo que él cree que es una burla y dice – quisiera que todos se mueran y morirme con ellos también - escuchando esto el ignorante responde – olvídate de todos y olvídate de ti mismo.  

La verdad de la Atlántida


103.- "La verdad de la Atlántida" por Da Vinci
Han pasado cientos de años, en que el filósofo griego Platón nos delatara con sus textos. No debimos confiar en él, a pesar que era un inculto, le enseñamos a filosofar, pero aún así no aprendió como nuestros maestros. El propósito que le enseñamos, era para que escriba nuestra historia, pero nunca aprendió a escribir como los sabios de nuestro pueblo. A pesar que los griegos estaban envidiosos, y los atenienses morían de rabia por desaparecernos de la faz de la tierra, nosotros siempre fuimos pacíficos; decidimos alejarnos de todos ellos, no como sostiene este filósofo griego, que fuimos destruidos por una catástrofe. Ahora todos nos buscan en cualquier lugar del mundo, algunos siguen creyendo que somos un anacronismo, otros una leyenda y para unos cuantos somos reales. Platón nunca debió cambiar el nombre de nuestra ciudad de Lebu por Atlántida.

El Lebu


102.- "El Lebu" por Dragón
Yacía varado en la playa de isla Mocha, el Lebu antiguo vapor de mil historias, la más terrible vivida en el puerto de Valparaíso 1973.Estaba para ser desguazado, no podía navegar, por ello fue utilizado como barco-prisión, en reemplazo de otro navío. Se cometieron muchas atrocidades en sus bodegas, ahí fue prisionero Redoles, entre  otros.
No apto para la mar abierta, ya que había sido diseñado para la navegación fluvial, fue adquirido, reparado y derivado al sur como buque turístico, tras fallidas travesías y usos diversos, sufrió los embates del tsunami tras el terremoto del 27 de febrero.
Frente al puerto de Valparaíso 2011, un buque ésta vez carguero lleva el nombre Lebu, la radio informa que ha fallecido el poeta Gonzalo Rojas, de fondo se escuchan los acordes de “Al fondo de todo esto duerme un caballo blanco”… musicalización de un poema del vate realizado por  Redoles…

Llega un auto de lejos


101.- "Llega un auto de lejos" por Narradora
Habíamos estacionado cerca de la plaza. Blanca empezó a quejarse de la lluvia.
-En Lebu siempre llueve en primavera.
-¿Por qué tendría que saberlo yo?  A mí me traían en el verano. Su mirada se endureció para espetarme:
-¿Tú venías antes y  nunca lo supe?
No respondí. Mi prima no estaba bien, aunque  su cáncer le había dado una tregua y preparé ese viaje de regalo.
 -¿Ir  a donde están los mejores recuerdos? Así había respondido, todavía incrédula de mi invitación.
-Y respirar ese viento único y tratar de acordarnos de todo…
-Pero ya no está la gente que era el mundo de nuestros veranos.
-Pero está Lebu… lo demás se forjará con nuestra memoria.
Y aquí estamos, algo perdidas. La miro y le sonrío, como en el pasado lo hacía a menudo, dándole ánimo. Y eso que soy la más vieja de las dos.

Noche cruel


100.- "Noche cruel" por Rodelu V
Una fina llovizna comenzó a caer suavemente sobre la ciudad de Lebu, justo cuando salí a la calle.
Apuré el paso. Tenía que ir hasta allá.
Me habían dicho que solían verlo en las noches a través del ventanal, junto a una mujer hermosa. No podía ser tan descarado.
Ni se imaginaría que yo podría andar por ahí a esas horas, aunque, ¿le importaría algo?
Me escondí en un portal, para poder observarlo sin ser vista.
Allí estaba él, solo, leyendo junto al fuego. Igual, eso no me dijo nada.
Una ráfaga de viento helado que subió por el río, me arrastró hacia mi casa, llevándose el paraguas.
¿Qué tendré que andar por las calles a esas horas, estúpida de mí, detrás de ese sujeto?
Arrimé unos leños al fuego y me puse a leer cerca del ventanal.
¡Qué noche cruel! ¿Cuando se irá este invierno interminable?  

Nehuén


99.- "Nehuén" por Aguas Verdes
El sol ilumina el costado del cuerpo sin vida de Nehuén, que yace sobre la playa. Serenamente sus primeros rayos intentan descubrir las facciones hundidas en la línea incierta que dibuja la espuma. Su rostro (amasado en barro hace casi veinticinco años), permanece oculto en la arena mojada.
Ha buscado dejar atrás tanto dolor. Ha llegado a la orilla del mar junto a la ciudad de Lebu, que lo ha visto nacer, y que ahora no verá sus ojos al morir. Lleva con él sus rincones queridos, los sonidos de sus calles, los olores profundos de la gente que amó.
Algunas gaviotas sobrevuelan el cuerpo marrón cubierto apenas por una camisa mal abrochada. Intentan posarse en la espalda generosa, pero el vaivén de las olas (hamaca de yodo y conchillas) les interrumpe el equilibrio.  Vuelan en círculos lanzando chillidos agudos. Buitres blancos al acecho.

Retorno


98.- "Retorno" por Bal
-Mira sí no nos resultan las cosas siempre podemos irnos pal sur, tú sabes que allí nos recibirían felices.
-¿y qué haré allá?
Aquí te levantas a las 4 de la mañana pá llegar a las 8, allá te levantas a las 4 y las 4 15 tay con mi papá en la caleta.
-¿y tú que harías?
Siempre hay algo que hacer, vámonos pá Lebu.
-Pero no nos va alcanzar ¿y los planes?
Mira los planes nunca son definitivos si son planes, tal vez no tengamos tanto pero allá tendremos algo que aquí ya no tenemos.
-¿qué?
Tiempo.

Era de Lebu


97.- "Era de Lebu" por Bal
Siempre he vívido en santiago, chile se remite a las tres cuadras que camino cuando voy al centro a comprar. De la historia que se, Iquique era peruana, Antofagasta boliviana y Mendoza chilena. Esa breve unidad bolivariana la veo cada vez que me encuentro con los pata y todos los demás que se saludan en las viejas galerías. El centro tiene su gracia, en él pienso lo que es ser afuerino y lo extraño que es no conocer tú país, tal vez sólo sea yo el que esta pensando eso. Vez que lo pienso me acuerdo que me decía  “deberías viajar más, pero aquí en tú país”. Era linda la frase y continuaba con “mira yo te voy a llevar de donde vengo, para que conozcas”. Cuando estoy en eso ya estoy en el local y pregunto cuando volverá, porque lo único que quiero es conocer Lebu.

Dibujo


96.- "Dibujo" por Bal
No sabemos que paso dijeron los vecinos, esto es muy triste decían,  otros  le preguntaban al cabo que, que era ese dibujo en el piso. En realidad no le hacia justicia su forma era mucho más linda. El medico dijo que era donante, bueno igual hay que preguntar a la familia. Yo nunca había hablado con ellos solo sabía que era del sur, de Lebu.

A primera vista


95.- "A primera vista" por Topete
Hasta ese día no había oído hablar de Lebu. Horacio había nacido allí y no paraba de describir su historia y sus calles. A primera vista no me pareció el hombre más guapo del mundo pero una vez empezó a hablar, a tocarme con su delicado tacto, supe que era él, el hombre que siempre había estado buscando. Al oírlo hablar con tanta pasión de un lugar tan desconocido para mí supe que iría con él donde quisiera, hasta el fin del mundo por sólo su sonrisa.
Nunca lo había vivido pero creía difícil el llevar varios años sin ver tu tierra y él llevaba veinte. Quizá fuera una locura pero hay momentos que sólo suceden una vez y Lebu era un nombre que sonaba a esperanza, a sueños por cumplir, y no iba a dejarle escapar. Cogí el avión y volé a mi destino… con él de mi mano.

Tu nombre mapuche


94.- "Tu nombre mapuche" por Pabama
En tus aguas están los restos de mi pueblo, que arrasó
la naturaleza con furia y fuerza.
Lloraste, te lamentaste y te levantaste, como el fénix entre
las cenizas, te miro desde la cima y recorro con la mirada
firme tu espíritu luchador, mi Lebu querido.
La admiración llena mi alma de orgullo; tu nombre mapuche.
La fuerza, el corazón guerrero como todo un toqui resguardando
a tu gente, y gritando a los cuatro vientos su nombre, como no hacerlo.
Si, mis restos están enterrados en este pueblo.

En la vereda izquierda


93.- "En la vereda izquierda" por Pabama
Caminas y caminas sin destino con tu vaso de vino añejo
o tinto del año, no te importa, aunque prefieres pipeño del que
hace la tía flor allá en Lebu, te sientas en la vereda izquierda y lo disfrutas
a concho, mil ojos te miran pero no te importa, tienes tus propios problemas
para añadir otro más a tu vaso, los miras bajo la cortina, de humo que hace tu pucho.
Murmuran a tu espalda, las palabras no les salen cuando los miras a los ojos, como les
gustaría ser tú, por algunos instantes para poner sus problemas en tu vaso.

Lebu en mi corazón


92.- "Lebu en mi corazón" por Carolina de León
Todavía me era imposible creer la noticia. ¿Realmente iba a mudarme?  Esa pregunta me angustiaba hasta el punto de llenar mis ojos de lágrimas y provocarme violentos temblores en todo el cuerpo. ¿Qué iba a hacer yo sin las playas Millaneco, Grande o Morhuilla? ¿No volvería a hacer surf en compañía de Víctor y Elena? La suave arena y el movimiento ondeante de las olas se habían introducido en mi corazón hasta el punto de ser parte de mí, y separarme de ellos me desgarraba en mil pedazos. Iba a quedarme un sangrante vacío en mi pecho cuando pisara el aeropuerto para tomar el avión a Alemania. También añoraría las hermosas vistas del mirador Cerro La Cruz y, por supuesto, la isla Mocha. Si en mi corazón consideraba a Lebu mi tierra, daba igual el tiempo que tardara en regresar, ¿verdad? Después de todo,  Lebu es mi hogar. 

Colapso


91.- "Colapso" por Hamid
Estaban preparando una revuelta que llevaría al más irremediable de los colapsos a la ciudad de Lebu. Una preciosa ciudad poblada de seres humanos que, pese a la vital importancia de su función en la sociedad, nunca les habían concedido unas vacaciones en condiciones. Solo algún esporádico apagón les permitía evadirse por unos instantes de su intermitente trabajo. Sus vecinos de arriba en cambio, no parecían tener problema algún con la situación actual y decidieron mantenerse al margen de la revolución. No les importaba, sabían que el verde era el color de la esperanza y eso les bastaba para seguir adelante. Una tarde, en hora punta, los pequeños hombres verdes del semáforo por fin se decidieron a dar aquel paso para el que llevaban preparándose durante toda su vida y abandonaron sus puestos de trabajo para siempre. La ciudad se hundió en un caos absoluto que parecía no tener solución.

El repique de la campana


90.- "El repique de la campana" por Hamid
Había pasado un apacible día en la playa de Millaneco  y parecía que aquella noche por las tranquilas calles de Lebu iba a ser como cualquier otra. Sin embargo, cuando estaba a punto de llegar el nuevo día pudo comprobar lo equivocado que estaba: mientras caminaba junto a la torre de la iglesia oyó como el reloj marcaba la primera las últimas campanadas de aquella jornada y en ese instante sintió como una pequeña y dura pieza caía desde lo alto de su boca sobre la lengua. Asustado y sin saber cómo reaccionar notó como se le desprendía impasiblemente un diente con cada tañido de la campana. Cuando el reloj dio las doce su sonrisa vacía producía miedo.

Condenado


89.- "Condenado" por Hamid
Cuando lo vio por las calles de Lebu vestido con un riguroso traje negro y lágrimas en los ojos no dudo en darle el pésame. Sin embargo, él se limitó a levantar la mano y a enseñarle la alianza que llevaba anclada en su anular derecho.


sábado, 8 de septiembre de 2012

Te levantas Lebu


88.- "Te levantas Lebu" por Pabama
Descubrir lugares mágicos en donde permanezca el tiempo abrazado al pasado ese es lebu puedes recorrer esta ciudad y permanecer en ella, el pasado sigue aquí en cada rincón en su gente, aunque  a sido fractura por la naturaleza, esta ciudad del viento sigue en pie como aquel roble al cual le arrancan sus ramas y en primavera les ves salir hojas desde su interior que valentía la tuya, te levantaste, para continuar; tus rodillas están raspadas, tu gente adolorida, la lucha se hizo diaria pero allí estas majestuoso ante mis ojos .

Un viaje al Paraíso


87.- "Un viaje al Paraíso" por Rodelu V
Al ver desde lo alto de la Cordillera la ciudad de Lebu, supimos que el largo viaje desde Montevideo, había valido la pena. Llegábamos al Paraíso.
Era un espectáculo hermoso, el ver su río azul que cortaba en dos partes a la ciudad para ir luego a sumergirse en la inmensidad del Océano Pacífico.
Luego de almorzar en un restorán a la orilla del río, iríamos al hotel, en la calle Pérez.
Vivimos días maravillosos en nuestras vacaciones allí.
La paz de la ciudad, su hermosura, la calidez y hospitalidad de su gente, lograron cautivarnos.
Pasábamos largas horas a la orilla del mar y en las noches, luego de cenar, nos complacíamos en las caminatas por la ribera del río.
Antes de marcharnos, nos detuvimos a contemplar el mágico espacio azul que envolvía a la ciudad de Lebu, con el deseo de volver otra vez.

Romerito


86.- "Romerito" por Aurelio IV
Romerito pensaba dejar atrás la miseria en la que vivía en Lebu. Arrinconado en una pieza en la población ribereña, soñaba con la capital, llena de luces y hermosas muchachas que le sonreían. Cada día paseaba por el muelle esperando las lanchas para ayudarles en lo que fuera y poder llevar algo de comer, que la mano generosa de los pescadores le entregaba. Deseaba fervientemente salir de la sima en la que cada día arañaba las paredes sin esperanza. Su vida solitaria, sin familiares cercanos, lo habían transformado en un ser amargado y marginal. Una mañana, de vuelta del muelle, algo le llamó la atención. El viento arrastraba un pedazo de papel que le pareció familiar. Lo recogió y su cara se llenó de alegría. Esbozó una sonrisa y esperanzado volvió a mirar con cuidado el papel. Era un boleto del Kino para el domingo…

La espera


85.- "La espera" por Aurelio IV
Preocupado miraba hacia el extremo del puente sobre el río de Lebu. Habían quedado de juntarse y varias veces creyó reconocerla. Tenía la esperanza de que apareciera. Ella no había dicho que vendría; pero era posible que apareciera. Si llegaba, significaba que había alguna posibilidad. Miró hacia el río distraídamente observando las gaviotas evolucionar en caprichoso vuelo mientras los pescadores realizaban sus faenas, siempre pendiente de las jóvenes que venían cruzando. El puente tiene una suave curva al medio y de lejos, lo primero que se percibe es la cabeza de las personas. Su cabello suelto, alborotado por el viento, sería la señal de su presencia. Varias veces creyó  verla; pero eran otras. Juntó las manos para darse calor y después de un rato largo, miró la hora preocupado. "No vendrá. Ya la perdí" reflexionó. "Una traición como la mía, no se olvida... "

El leñador


84.- "El leñador" por Limón
Lebu hacha el gran árbol del bosque, la inmensa mole cae estrepitosamente.
El viento se detiene para siempre.

El último Batman


83.- "El último Batman" por Manso
“…el infausto suceso, ocurrido a las 18h00 horas de esta tarde, en un transitado sector de la capital y que tiene conmocionada a la sociedad…”
Caí al vacío sin comprender porqué no volaba… Porqué el viento no ondeaba mi capa negra, porqué no saltaba a la terraza de enfrente... No comprendía, porqué el cinturón había perdido sus poderes...
“En el departamento en que vivía, ubicado en el piso 16 del edificio, en la sala y frente a un cómodo sofá, podía verse una inmensa pantalla de plasma, marca Sony, con la última película de Batman en pausa…”.
Mamá, papá, puedo cruzar esta ciudad en un segundo y traerlos de regreso…
“La abuela del niño Lebú Madrid lo había dejado solo hasta ir al banco para ir a recibir el giro mensual que le enviaba su hijo desde Murcia - España, cuando se encontró con…”

viernes, 7 de septiembre de 2012

Ahorro con infinito amor

82.- "Ahorro con infinito amor" por Arpanora
Sandra, celebra primer año vida hijo esteban recibiendo regalo del padre Alejandro, una ternera y promesa una mas cada año, finalidad: "Ahorro con infinito amor"; explica como el ahorro decisivo para progreso y bienestar población; luego, conocer sus Patrias Chicas: "Villavicencio": repleta idiosincrasia llanera, "Chinchiná": corazón del "Paisaje Cultural Cafetero, Patrimonio de la Humanidad"; y, cuando tengamos empresa solida, visitaremos sitios turísticos del mundo, iniciando con el País de "Chile", de manera especial ciudad de "Lebu", una de las más hermosas, situada en la ribera sur del río del mismo nombre al llegar a su desembocadura en el mar.
Iniciando proceso universitario escucha argumentos padres demostrando ventajas habito de ahorrar; frases celebres como: "Gasta siempre una moneda menos de lo que ganes". Ya profesional, dicta cátedras temas ahorro y realiza interventoría a su famiempresa ganadera constituida con los ahorros. ¡es un emprendedor exitoso!  

Un nuevo desafío


81.- "Un nuevo desafío" por Sisuka
Había cumplido su sueño de alcanzar la cima, pero al mirar hacia abajo, sintió un hondo vacío en su interior, pues por vez primera fue consciente de que nunca conseguiría llegar más alto.
Se preguntó si no le habría merecido más la pena renunciar a aquella complicada ascensión, y mantener al menos la ilusión de alcanzar su meta algún día; sus ansias por llegar allí donde nadie antes había puesto el pie le había condenado a llevar en adelante una existencia falta de retos que afrontar.
Entonces recordó que nunca había aprendido a montar en bicicleta, y sonrió; las calles de Lebu le estaban esperando.

Última oportunidad


80.- "Última oportunidad" por Sisuka
Aunque las calles de Lebu estaban desiertas a aquellas horas, algo le llevó a mirar alrededor antes de seguir adelante.
Decidió probar la clave una vez más, recibiendo un nuevo mensaje de error proveniente de la. Por su cabeza pasaron mil y una escenas de películas que había visto en su juventud, en las cuales el héroe lograba atinar con el código secreto en el último instante.
Sabía que tan sólo le restaba una oportunidad, conocía lo crítico de la situación. Los latidos de su corazón eran perfectamente visibles a través de la vena de su cuello. Un sudor frío recorría su frente, flotando en el aire una atmósfera de tensión como no recordaba desde sus tiempos en la academia militar.
Un nuevo mensaje le hizo saber de su absoluto fracaso. La operación había sido abortada; ¿quién dijo que los cajeros automáticos facilitaban la vida?

La cuerda del olvido


79.- "La cuerda del olvido" por Sisuka
Mientras aguardaba la llegada del autocar que habría de llevarle a Lebu, se convenció de que había cumplido su sueño de olvidar; lamentablemente, nunca lo recordaría.
Miró la pequeña cuerda anudada en torno a su dedo meñique, preguntándose cuál podría ser su significado. Algo así no sucede porque sí, está ahí por algún motivo. Desde aquel día, su sueño fue poder recordar el porqué de aquel nudo.

Encuentro en Lebu


78.- "Encuentro en Lebu" por Vicdur
Pasaron tres años que envié la última carta. Recordaba: La fecha, hora y, el lugar  del encuentro. Ella, jamás asistió.
Enamorado, la busqué en cafeterías y, esperaba hasta terminar el último vaso de Ron.
Fui de vacaciones a Lebu; localidad que recibió todas mis cartas. Esa noche, festejaban el décimo aniversario del Hotel. Estuve allí y, una mujer, permitió que ocupe su mesa.
Pasamos divertidas horas charlando y, bebiendo. De pronto, la vi llorar.
-¿Triste por algún novio…?- Sonreí.
-Tuve uno… Me enviaba cartas desde Concepción. Acordamos conocernos un día siete de enero, a las veinte horas. Esa mañana, mi padre falleció…
-¡Perdóname…!- Respondí sorprendido - Pertenezco a una sociedad fría, sin alma…
-¡Estoy contenta!- Interrumpió – La vivienda de papá, lo vendí. Compré este Hotel. Lo que anotaste como pasajero, es la misma dirección, que yo enviaba cartas de amor.

Desde lejos


77.- "Desde lejos" por Naira
No sé cuál es tu nombre. Sólo sé que te vi ayer en Boca Lebu. Estabas sentada y mirabas el mar. Llevabas un pañuelo de flores y un vestido blanco. Parecías feliz. Al menos, sonreías como si lo fueras. ¿En qué pensabas? Quise acercarme para conocerte, pero el enfermero no me dejó salir del autocar. Son muy estrictos, ¿sabes? Nunca paran en la ciudad, nos llevan derechos al hospital para que no haya problemas, como cuando aquel chico de Santa Rosa … Pero no quiero apenarte ni asustarte. Yo nunca te haría daño. Sólo pienso en ti desde lejos, porque detrás de estas rejas no puedo hacer nada más.

Olvido


76.- "Olvido" por Naira
Se había jurado que no volvería a ocurrir, pero allí estaba, junto al cuerpo de una desconocida. Parecía que su cabeza iba a estallar. Recordaba vagamente un restaurante en Lebu, después música y bebidas, y nada más. La mujer roncaba con suavidad. Él se vistió con cuidado y salió sin hacer ruido. El sol le cegó. Trató de orientarse con los ojos entornados sin conseguirlo. Empezó a andar hacia cualquier sitio. La mujer que había creído dormida lo miraba desde la ventana, mientras contaba el dinero que había sacado por la noche de la billetera del borracho.

Hacia el sol de Millaneco


75.- "Hacia el sol de Millaneco" por Naira
Hizo el equipaje y cerró la puerta por última vez. No la esperaría más. Pasó días enteros mirando la ciudad partida por el río Lebu. Su amor había sido como un río, ayer puente, hoy frontera. No miró atrás y se fue caminando hasta la playa de Millaneco. Allí se encontró con la luz después de caminar en la oscuridad.
Mientras tanto, ella bajaba con prisas de un taxi y corría hacia la casa. Supo que estaba vacía antes de entrar. Se sentó en los escalones y hundió la cabeza entre sus manos. Había llegado tarde.  

El cumpleañero


74.- "El cumpleañero" por Tini
El  siete de septiembre de 1604  Claudio cumplía un año más.  Se levantó,  se acercó a su torta de humanidad, cerró los ojos y pidió un deseo.  Sopló tan fuerte y con tantas ansias que salpicaron  en el aire,  el mar y la tierra un nuevo pueblo llamado Lebu. 

Un loco, dicen unos y otros


73.- "Un loco, dicen unos y otros" por Pernando Gaztelu
El arrecife, las olas, viento del noroeste y unos magníficos días de surf en Lebu me dejaron el cuerpo y la mente preparados para más. Al volver a casa me di cuenta que me había quedado enamorado de aquel lugar –o algo más que no lograba entender. Al principio pensé que era el surf, la playa, pero luego, con el paso de los años me fui dando cuenta que no era así.
Mi pasión es algo que quiero entender pero no puedo. La gente de Lebu me dice que estoy loco, la de mi ciudad también. Estaba harto de todo eso, de que me dijeran loco, de ir y venir, de surfear y luego sufrir, de enamorarme y luego recordar la distancia… Hoy en mi pueblo y en Lebu dicen que estoy loco, pero me río y disfruto, porque son las mismas personas unos y otros.

El hombre del paraguas

72.- "El hombre del paraguas" por Justiciero del Sur

Disfrutando las gotas de lluvia sobre su paraguas, se detuvo a mirar las vías y pensó  en reciclar aquel proyecto ferroviario hasta Bahía Blanca. El puente estaba solitario. Antonio, el pescador, lo esperaba con algunos pejerreyes  sobre la banda norte del río, donde amarraba su lancha. Unos turistas, que habían llegado de Santiago, estaban fastidiados por una cubierta pinchada en su flamante Land Rover --- Caminos de porquería y encima esta lluvia  helada, no se para que vinimos --- Se repetía el chofer del jeep, mientras miraba el neumático desinflado --- Lebu tiene estas tardecitas de  llovizna, noches de luna, tardes de sol, pescadores, olas y montañas… verdadera vida, y no la locura peligrosa del asfalto --- pensaba mientras contemplaba el enojo del turista. Luego miró hacia el cielo, cerró el paraguas y cruzo el puente, pensando como disfrutaría  la fritanga de pescado…

jueves, 6 de septiembre de 2012

Llamas en el mar


71.- "Llamas en el mar" por Sacoazul13
Sus abuelos escaparon de Alemania y luego su madre uruguaya cruzó el océano, becada para estudiar en Australia. Allí nació Otto, quién dejó de reconocer fronteras y entendió al mundo como uno solo.
Su amada también resultó ser viajera y, al encontrarse, ambos sintieron que despertaron de una manera como nunca lo habían logrado antes.
Cuando un accidente se la llevó, a él le entregaron las cenizas. Inmediatamente viajó hasta Lebu, la ciudad costera de Chile. Ella había dejado instrucciones precisas.
Por avioneta llegó a Isla Mocha y, tras recorrer el sendero del bosque, encontró las rocas que buscaba. Trepó por ellas y arrojó la antorcha.
Su mujer le había enseñado que tampoco la naturaleza presentaba límites, que cada elemento era la continuación de otro.
El fulgor se expandió por el gas natural que brotaba en el agua burbujeante. Otto contempló las llamas en el mar y esparció las cenizas. 

El ombligo de Dios


70.- "El ombligo de Dios" por Tini
El ombligo de Dios caminaba tan deprisa, que distraído tropezó, convirtiéndose en la quebrada de Lebu.

Volar por los aires


69.- "Volar por los aires" por Voladora
Tiempo atrás,  viajo al mediodía saliendo desde Lebu con destino Concepción.
El chofer conducía a exceso de velocidad. Pasando Laraquete, me invadió  un gran temor decidiendo sacarme los lentes ópticos y guardarlos por si algo pasaba.
En  las vueltas de Chivilingo,  literalmente volé  del asiento, quedando tendida en el pasillo, con los calzones al aire y las chalas por otro lado,   nadie me ayudó a pararme. Pido  al auxiliar que me busque las chalas, lo cual hace con bastante desagrado.
El chofer, al percatarse de la situación,  me miraba diciéndome repetidamente: “Usted tiene la culpa por pararse de su asiento”.
Lo ocurrido me  dejó muy mal .Durante el trayecto pensaba presentar mi reclamo en la gerencia, pero para evitarle  problemas a los funcionarios, decidí guardar silencio sobre lo ocurrido.

La manda


68.- "La manda" por Voladora
En Lebu, existen las famosas Cavernas de Benavides, sobre las cuales se han tejido diferentes historias.
Aseguran  que en una de éstas han visto la imagen de la Virgen María, la gente ha creado una especie de Santuario donde encienden velas, llevan flores y  solicitan favores especiales a la inmaculada.
Un amigo me contó que cuando eran niños, su mamá le hizo una manda a la Virgen. El día  que decidieron ir a pagarla, después de caminar bastante,  todos se quejaban de la distancia, que mejor fueran  al  “El Pingüín”. La mamá accede. Al llegar a ese lugar, buscan leña y cuando se aprestaban a encender el fuego, la mamá resbala y cae, torciéndose un pie, teniendo que llevarla al hospital en medio de lamentaciones.
Hasta ahí llegó el paseo, y por cierto, para la señora, lo sucedido fue un castigo de la Virgen por no haberle cumplido la promesa.

El chico López


67.- "El chico López" por Voladora
Viviendo en Boca-Lebu, fui testigo de  un hecho muy curioso.
Cierta organización de trabajadores, había reunido fondos para financiar sus actividades. Un día cualquiera, desaparece el tesorero.
La gente, mostrando cierta ingenuidad, decía que algo extraño le había ocurrido. Comenzaron a buscarlo por los cerros, por el mar, haciendo todo tipo de conjeturas sobre lo sucedido.
Una tarde, uno de los vecinos  dijo haber visto que en el cerro, entre los árboles, algo se movía y seguramente era el personaje que andaba perdido. Todos corrieron hacia el lugar,  lo buscaron por horas, pero “nada”.
Nunca se encontró, porque este señor se había ido de Lebu, a disfrutar de la platita de todos sus compañeros de trabajo.
Con el correr de los años, pensando que se habían olvidado del hecho, llega  a Lebu, como una golondrina que regresa a su nido.
Los vecinos, indignados, lo acorralaron, exigiéndole devolución del dinero.

El destierro


66.- "El destierro" por King Tero
Lebu era el infierno. Sin ella, cualquier lugar en el mundo era el infierno. Su nombre ya no está amalgamado en las rocas, creciendo en los valles, corriendo por el río.
Nada me parecía tan injusto, como que ella se hubiese marchado, junto a sus papás y sus hermanos por la situación económica. ¿Qué es eso? ¿En qué libro de cuentos nos hablaron de aquello? Suena tenebroso, pero aún hoy no sé que es.
La amé, desde el primero momento que la vi, mientras ambos dábamos los primeros pasos, separado apenas por una verja y un rosal... cuantos recuerdos! 
Podré no saber que es el hambre, que es la situación económica, que es el horror, la nostalgia, el destierro…
Pero en mis extensos ocho años, sin ella, puedo asegurar que tengo un pantallazo del infierno.

Tus besos

65.- "Tus besos" por Camina Vientos

De regreso en Lebu como habíamos convenido el verano pasado, Hospedado en el mismo lugar de entonces, a pocos pasos del Centro de la Cultura ‘Walter Ramírez’.
El atractivo de esta ciudad nos había subyugado, el trato  de estas maravillosas personas nos había devuelto  las sonrisas y permitido vivir días fascinantes. Ningún otro destino se había adueñado de nuestras alegrías antes y  eso que habíamos recorrido  casi toda América latina.
Estoy de pie en Playa Grande abstraído  por la belleza del mar y los surfeadores danzando  en entre las olas colosales.
Tengo reminiscencias de aquella tarde de abril cuando  regresábamos al hogar en plena lluvia y tuvimos aquel terrible accidente que  destrozo nuestro vehículo.
Hoy al recordar nuestras caminatas por esta playa, la tristeza me invade, porque no volverás a posar tus labios en los míos. Jamás.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Viajando en bolsillo


64.- "Viajando en bolsillo" por Mar Zeraus
Busco Lebu en el mapa.
Doy vueltas con la mano, caminando por desiertos, océanos y montañas.
Al final lo encuentro, mis dedos descansan…
Bebo agua, respiro fuerte… miro a todos lados… Lebu me encanta.
Estoy dentro, de aquí nadie me saca. Es como si en un bolsillo, en el pantalón del gigante Gulliver, viajara. Me siento segura, mi espalda se relaja, los vecinos me sonríen, me siento como en casa.
¿Será un sueño?… es como si de un cuento se tratara…

ANUNCIO

Estimadas amigas, estimados amigos:

Faltando menos de una semana para cerrar la I Convocatoria del Concurso de Microcuentos LEBU EN POCAS PALABRAS, deseamos recordar que el cierre de recepción de trabajo es el día lunes 10 de septiembre a las 23:59 horas (Hora de Chile). Hacemos este alcance para mayor claridad a todos quienes estén interesados en enviar sus trabajos y se estén reservando para el final.

Por otra parte, no nos ha sido posible implementar un sistema de votación en línea; debemos reconocer que no dominamos al cien por ciento la tecnología, pero en eso estamos. En su defecto, los invitamos a incorporar sus comentarios a los trabajos aquí publicados, los mejor valorados serán considerados finalistas del concurso y tendrán su espacio en la sección de la antología que preparamos.

Amigas


63.- "Amigas" por Chel Belmar
Ahí estábamos las tres amigas, compañeras, hermanas.  Luego de años de distancias y caminos andados volvíamos a convocarnos para refrescarnos  el amor indeclinable.  El paisaje  y el derrotero para invocarlo había sido el mismo de hace  siete años atrás…  La pequeña ciudad de Lebu, la del viento cantor, la de las cavernas que lo mismo pueden emitir un  ruido atávico, que exhibir mundos, contar historias y  bramar cultura. La ciudad de las minas de carbón, de las redes que atrapan mucho más que peces y recolectan mucho más que  alimentos…
Nosotras habíamos juramentado que ese lugar de grises encandilantes, donde los tiempos parecían  converger para enredarse en un verso de Rojas, era el lugar  más oportuno para darle cita   a la alegría de una  amistad. Las tres amigas sentimos que conquistábamos  la vida entera mientras nos enlazábamos   frente a la furia calipso de  las olas de Millaneco. 

Corazones vivos


62.- "Corazones vivos" por Athenea
Juntos, asidos de la mano y sentados sobre la blanca arena, sus ojos contemplaban el ir y venir de las olas, que los tenía embelesados, amenizado por el agradable soniquete que los mecía en su regazo y que los mantenía inmóviles como estatuas de piedra.
Elena y Gonzalo sólo tenían 13 años y el brillo de sus miradas, lo decía todo. La playa de Lebu era testigo por millonésima vez de las palabras mágicas.
Se conocían de siempre, pero no se conocían en absoluto. Ya llevaban un rato allí, el sol iba desapareciendo en el horizonte y la luna rechoncha y plena, sonreía y se reflejaba en sus rostros. 

La gruta


61.- "La gruta" por Athenea
Anotación 236 en el memorium: 12 de abril del año 2112:
La vista al atardecer era preciosa, a pesar de que la sequía había acabado prácticamente con toda la vegetación. El gigantesco sol de bellas tonalidades rojizas, dominaba el paisaje de Lebu, que en breve sería sustituido por las 4 lunas de Andrómeda. Por unos instantes, Juan y Elena disfrutaron de unos minutos de intimidad mientras paseaban cogidos de la mano. Su vientre prominente indicaba que el alumbramiento estaba ya próximo.  Era el único momento del día en que se podía acceder al exterior, cuando la temperatura descendía hasta los 45 grados. En cuanto se hacía de noche las alimañas comenzaban a salir de sus escondrijos en busca de alimento y era peligroso permanecer fuera de  “la gruta”.
Marta colocó el marca páginas con delicadeza y cerró el libro al tiempo que bostezaba.