45.- "El antojo" por Bienmandado
La lluvia había disipado. Alfredo cogió la bolsa del
pan y salió raudo calle abajo. Sólo en el centro de Lebu podría encontrar un
lugar donde comprar a esa hora.
-Y un
tarro grande de piñas – pidió y luego lo instaló dentro de la bolsa junto al pan.
De vuelta, también corrió hasta el inicio de su
calle.
-Dame
toda la plata que andís trayendo – le dijo el “flaite” que lo amenazó con un
cortaplumas.
-Gueón,
te pego un bolsaso, déjame pasar – respondió entre altanero y agitado.
-¿Con
una bolsa con pan?. Pega pos gueón.
No lo pensó dos veces. Apretó la bolsa y se la
estrechó contra la cabeza. Luego saltó por sobre el aturdido y raudo corrió
hasta su casa. Sabía que el antojo de su mujer, de comer piñas en conserva, con
sus seis meses de embarazo, no podía esperar.
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