49.- "El dolor de la nada" por Doctor G
Xyz comía sus
uñas con avidez; mas no era la típica persona que realizaba este acto por
nervios o manía incontrolada, ni recibía los reproches familiares por ese mal
hábito.
No, Xyz
masticaba sus uñas como un ejercicio ilusorio de masticación alimenticia.
Con el tiempo
acometió con las cutículas y con las yemas de los dedos, más pulposas y de
dulce sabor.
Reemplazó sopas,
bifes y quesos por falanges, falanginas y falangetas.
Había aprendido
a sostener su cuerpo alimentándose del mismo.
Se ejercitó
hasta lograr contorsiones que le facilitaron hincar los dientes en tobillos y
muslos. Saboreó cada una de sus orejas.
Finalmente, en
ausencia de manos extendidas en aquella ciudad de Lebu, clavó los dientes sobre
su carnoso corazón.
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