Ernesto Larraguibel Antúnez
Juan
Valdebenito, viejo minero de Lebu, ahora reconvertido a pescador artesanal.
Cada madrugada al zarpar su bote, su
pasada vida subterránea viene a navegar con él. Desde el océano, ve allá, en
tierra firme, como yacen vestigios de
las entradas a las minas de carbón
abandonadas, ahora ya sin vida. Los socavones y los piques fueron testigos silentes de como su niñez, infancia
y juventud quedaron en los grises túneles e interminables galerías. Allí
también, las vidas de algunos compañeros, descansan para siempre, tras una
traicionera explosión provocada por su enemigo acérrimo: el indeseado grisú.
Así
y todo, Juan recuerda con nostalgia los días de casco, lámpara, cara tiznada,
torso desnudo e hijos abrazándolos a la salida.
Las
luces de las linternas de otros botes
moviéndose a través de la niebla, sacan de sus evocaciones a Juan, ellas anuncian que han llegado a la zona de pesca, elegida para
hoy…
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