miércoles, 6 de noviembre de 2013

76 EL FANTASMA

Aurelio

Parecía un fantasma lo que surgió entre la niebla. Pero era tu cara. Vacía, aterrada... Tus brazos y tus manos, llenos de sangre seca. Tus uñas sucias.
Tengo el alma congelada. El sol tampoco ha salido en Lebu y al ver tu figura, arrodillada en la arena, siento escalofríos. Siento que el aliento se me escapa.

Quisiera gritar pero no puedo. No sé qué fuerza oculta me lo impide. Quisiera moverme pero… la tierra va tapando mis pies, mis piernas, mi torso y mis manos. Has dejado de cavar y descubro que, cuando termines de enterrarme, el fantasma seré yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario