domingo, 10 de noviembre de 2013

94 UN NUEVO COMIENZO

Iztaccíhuatl

La gente caminaba a toda prisa, no se distinguía un rostro en especial porque se formaba una gran multitud, entre empujones iba y marchaba uno tras otro en una columna sin final. Por las calles se podía observar el ir y venir de los  coches formando un tráfico inimaginable, entre ellos se hacía notar el rugir de los autobuses que transportaban el destino de las personas.
Manuel, que nunca había presenciado eso, caminaba lentamente con los ojos bien abiertos, porque había llegado a Lebu el futuro de su vida, y su mente volaba pensando en el  Tesoro de Benavides mientras en su rostro sentía la caricia de la suave brisa que nos regala el inmenso mar.


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