Escritor 1
En sus años mozos, Sancho Panza se dedicó únicamente a leer y
escribir novelas de caballería para la gente de Lebu. Sin embargo, una buena
tarde de calor, entre todas sus sombras, había sólo una que decidió mostrarla
al mundo. Y la supuso así: la barba en punta, la figura alargada... como una
chimenea encorvada y endeble apuntando al cielo, con una recia armadura que lo
cubría… Es verdad: a sus ojos era sólo un espantapájaros que brillaba bajo el
sol. Inmóvil, allí, en medio de su parcela de tierra reseca de la Mancha.
Y Sancho lo hizo: El Quijote con su Rocinante salieron al
mundo a enfrentar a sus molinos, a sus razones, para ser justamente él: el
Quijote. Pero fue Sancho quien iba detrás suyo, suministrándole a ese verdadero
monolito de la sinrazón, razones inentendibles.
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