Larissa Huggens
Desde
el horizonte se podía divisar el río Lebu, lugar en donde su búsqueda
concluiría. Estaba buscándole desde hacía años, entregado a pistas vagas, y una
de ellas le llevó hasta esa ciudad. Michel buscaba la fuente de inspiración que
otras personas ya habían desistido de encontrar, pues era una mujer esquiva e
imposible de contemplar.
Bares,
restaurantes, hoteles. En todo sitio buscó sin hallarla; seguramente había
seguido una pista falsa otra vez y llegó a la ciudad a perder su tiempo.
Entonces lo comprendió.
—Jamás
la encontraré —habló solo y miró al río.
No hacía falta una persona que le
inspirase. Frente a él se encontraba un humilde paisaje, así que decidió caminar hasta la plaza de
armas con suma calma. Buscó una banca, y sentado tocó en su guitarra una
improvisada melodía, cantando bajo la sombra de una palmera acerca de unos
cañones que tal vez cuánto llevasen ahí.
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