Rodolfo Catalán
Había escuchado que el
nombre del cráter que habitaba, coincidía con el nombre de la ciudad de otro
planeta y por curiosidad trabajó sin descanso hasta juntar el dinero suficiente
y comprar un paquete turístico interplanetario. Eso hace ya unos treinta años,
hasta que decidió regresar a su Lebu natal y despedirse del Lebu putativo.
Cuando llegó a Marte, su familia lo desconoció. Nadie lo recordaba. Lo habían
desterrado, o más bien, desmartelado ó desmartizado. La depresión
lo doblegó por un tiempo, pero como buen lebulense marciano, era aguerrido y el
orgullo lo hizo regresar a la Tierra. Hace dos semanas se internó en las
entrañas del Chiflón Fortuna, a cuatro kilómetros de aquí, y aún lo esperamos.
Este me gusta....creo poder entender el fondo de lo que escribiste....
ResponderEliminarNo sabía que existía otro Lebu fuera de este planeta. El final me parece abierto, puede ser cualquiera el que habla, alguien de su familia, un amigo. Voto por éste cuento, es original y aun puedo encontrar muchos significados para cada frase. Quizás rememora de alguna manera momentos de mi vida, o de otras personas que amo, de una manera metafórica. Muy bueno.
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