miércoles, 13 de noviembre de 2013

119 UN SECRETO, UN AMOR

Viajero Solitario

Y mirándonos  a los ojos, con una conversación en silencio, tomé su mano con suavidad y acercándome más a ella, podía escuchar sus latidos acelerarse y como sus labios temblaban suavemente como los pétalos de una rosa que fluye en el viento, bajó su mirada tímidamente y con mis dedos, levanté suavemente su mentón, ella me miró con sus tiernos ojos y con una voz muy suavecita me dijo casi en murmullo que no la dejara jamás, yo la abracé y le dije al oído que jamás me iré y con un beso sellamos ese mutuo acuerdo entre los dos. Nunca más volví al mirador Cerro la Cruz de Lebu, nunca más volví a ver los bellos parajes naturales, nunca más la volví a ver a ella, pues rompí como un cristal aquella tierna promesa de amor por un sueño que jamás soñé.

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