Cordewa
Y en su tristeza infinita
dijo: “Debe ser un día muy gris”. Abrió la cortina, no entró luz,
efectivamente el día era gris, melancólico, su alma se había apoderado de él,
de las nubes. Era su día, el día gris en Lebu.
Caminó por
horas, hasta ver una montaña rusa en
inauguración, justo en su día.
Debía subirse. A su lado subió un hombre, de pronto
sacó un arma, disparó a alguien… ¡Todo pasó tan rápido! ¡Otros dos hombres
también disparaban! ¿Qué pasaba allí? Eso hacía más gris su día gris. Los
gritos eran de montaña rusa y de película de terror. La percepción del tiempo
cambia, el suspiro no termina, ¡No hay donde correr! Sólo sube y baja…
Todo
termina antes de que la montaña rusa pare. Una bomba explota, derrumba todo, y
es un sonido de dejar sordos, después, solo silencio. Silencio por los muertos. Amén.
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