Cala
Hoy día de la Virgen del
Carmen, festividad de mi mujer y mi hija; mi primogénito es el nuevo hombre de
la familia, centro de las miradas del otro bando, y chivo expiatorio para los
caciques del pueblo.
A mi hija, mi razón de vivir y
la niña de mis ojos; hace un año por ahora;
la violaron unos esbirros. Un
reactivo de lágrimas, hambre, y soledad
sin padre; ha sido la alquimia perfecta para prostituirse.
Mi hijo pequeño, ocho años, mi mismo nombre y pelo rubio
rizado; me visita y llora en mi celda. Hoy nos vemos por última vez. Estas
despedidas en la cárcel acercan y separan los cuerpos para siempre. Me rompo
con el grito sordo de mi hijo, ¡retumba junto al de su madre! Después se marchan en silencio.
Sollozo. Me ahogan mis pulmones enfermos. No me despedirá esta
noche el paredón del cementerio de Lebu.
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