sábado, 16 de noviembre de 2013

133 UNA BIBLIOTECA PARA LA MEMORIA

Lena Sodik

Un sábado a la mañana en la ciudad de Leu, Sebastian no recuerda dónde dejó el control remoto. “Los recuerdos se escapan con demasiada facilidad”, piensa, y entonces inventa una biblioteca para la memoria.
A partir de ese día cada momento vivido por Sebastian es clasificado, etiquetado y archivado. A sus cincuenta años tiene más de cinco habitaciones repletas de papeles con recuerdos redactados en letra Times New Roman tamaño cinco para ocupar menos espacio.

Hasta que una tarde de viernes, Sebastian descubre que hace meses, quizás años o incluso un lustro, que sus únicos recuerdos corresponden a sí mismo etiquetando recuerdos.  “Los recuerdos se acumulan con demasiada facilidad” piensa, y entonces vacía la biblioteca.  Los recuerdos caen como papel picado de piñata, y él queda sumido en una fiesta de melancolía.

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