viernes, 1 de noviembre de 2013

60 LA PROMESA

Pauleesi

Eran las 4 de la mañana y el cansancio lo derribaba. Él estaba dando todo por rendir bien en los últimos exámenes de la Universidad. La melancolía lo invadía y sus pensamientos estaban sumergidos en la estrella brillante que apunta al sur, hacia su querida ciudad de Lebu.
Tomás tuvo que dejar su hogar con tan sólo 18 años para cumplir con el sueño de ser un gran profesor, tal cual le prometió a su fallecido padre 3 años atrás.

Nada se podía poner en el medio. Ahora, sólo debía secarse las lágrimas que recorrían su rostro, porque un día regresaría con la frente en alto para enseñar en la misma escuela que lo vio dar sus primeros pasos. De esta manera, podría sembrar esperanza en otros así como lo hizo su padre en él.

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