135. “Amor
bajo lluvia” por Taylor
La lluvia cubría como adornos aquel cielo veraniego. Mas,
las gotas que no me había detenido en Valdivia, no lo harían ahora en Lebu. Corrí
a todo lo que daba mi cuerpo, mientras el agua en algo reconfortaba mi herido
cuerpo. Entonces, a la distancia, la divisé. La estación de ferrocarriles,
donde en menos de diez minutos partiría una colosal tren rumbo a Los Sauces,
alejándola, sin saberlo ella, para siempre de mi vida.
Entré
agotado, mirando entre todos los trenes, tratando de identificarla. La vi, y no
pudo evitar soltar algunas lágrimas. Jadeante, llegué hacia ella. Abrí la boca,
pero entonces un suave dedo de apoyó sobre mi labio, mientas me acariciaba con
su otra mano. Cerré los ojos y sentí cómo se alejaba. Pitó el tren, y sentí una
angustia enorme, pues no la vería más. Abrí los ojos, y entonces vi su sonrisa,
húmeda como el cielo. “Aquí
estoy”, dijo.
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