A las
cuatro de la mañana partimos al “paseíto” como él Tío nombraba al viaje que yo
por primera vez haría en su reluciente lancha albacorera “Brava II”; decía que “Brava
I” era la tía, aunque a ella no le hacía mucha gracia tal afirmación.
El cielo de Lebu estaba oscuro y había mucho
viento, no era buen augurio, pero mi tío decía que eso era normal. Embarcados
ya, la lancha se empinaba sobre las
olas, luego bajaba vertiginosamente, aterrado observaba grandes monstruos de negras aguas que se me venían encima… las
instrucciones del Tío no se escuchaban por el rugido del oleaje, de pronto una
ola gigantesca abraza la lancha, resbalé
cayendo al mar, luchaba por mantenerme a flote mientras la lancha se alejaba…
Sentí
que me zamarreaban…
-Despierta hombre, despierta.
-¿Qué?
¿Ah?
-Comenzaremos
la faena de pesca.
-Comprendí
entonces que estaba soñando acurrucado en un rincón de la cabina.
un cuento con una gran narración, que nos lleva a nuestro sub-inconciente, que nos prepara para lo que pueda venir en el día.
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