045. "Piuke" por Isabel de Andrómeda
Cada
vez que pienso en Lebu, se me hace imposible no evocar un momento que viví en
aquél lugar hace un par de años.
Recuerdo
que al llegar a la playa, me invadió una sensación de libertad tan profunda,
que me quité los zapatos y corrí al encuentro del mar, y quizás, por primera
vez, me sentí plenamente consciente de la cálida arena que abrasaba mis pies,
de las fluctuaciones del frío oleaje que chocaba contra mis extremidades y con
los huesos un tanto entumecidos, me sentí transportada a un sitio totalmente
atemporal, en donde avanzaba sin moverme de mi sitio, dejándome llevar tan solo
por mis sentidos; y de pronto, el rugido de la marea, el silbido del viento y
el graznido de los pájaros, se hizo uno con el compás de mis propios latidos,
y en ese instante supremo, me sentí en
el centro del universo, en el corazón del mundo.
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