117. “Payaso
de porcelana” por Marcel Duchan
La
ventana en la Biblioteca de Lebu estuvo toda la mañana abierta, nunca había
permanecido así, los amigos no lo habrían permitido; pero hoy se batían las
cortinas, parecían los barriletes de tío Eusebio en carnaval, daban sensación
de lenguas de llamaradas con chasquidos ardientes y, aunque sucediera esto en la biblioteca todo el vecindario lo sabía y lo más curioso
es que yo sabía que ellos de mí se
estaban riendo.
¡Ayayay
carajo, se puso el hombre pitoniso con las ventiscas, cierra las ventanas mija,
para que se desentronice.
Pues
ríete, búrlate, compadécete del rol que
represento, fui escogido para dirigir tus pensamientos, me encuentro ahora
desecho, la brisa que violo el cerco bibliotecario, ella rauda y veloz se introdujo sin medir revuelo, me ha tumbado
de mi sitial de honor de mi pedestal, me ha atajado el piso duro y frio a la
vez que gritaba; ríete, ríete.
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