Madre, volví trasformada.
¿No me entiendes? ¡Encontré la felicidad! Agradezco inmensamente a Lebu. Él me dio lo que me faltaba. Ahora estoy completa… Y tú,… mi
amor, ¿en qué momento llegaste? No te oí. ¿Cómo estás? ¿Por qué me miras
callado? Me asustas. ¿Te asusta mi felicidad? ¿Por qué? Que, ¿Quién es Lebu?
¡Lo mágico de la felicidad! No me avergüenzo de confesártelo. Si hubiera
conocido antes me perdía en su mundo.
¿Qué estoy diciendo? La verdad mi cielo. Pero, ¿Qué te pasa? ¿Por qué
lloras? ¿Por qué me quieres pegar?
Tranquilízate. Me entregué a Lebu por
casualidad. La movilidad no sé cómo pero me llevó. La noche del 8 de octubre de
1968 me hizo suya. Toqué su aposento y en el fondo de su generosidad amanecí.
¿¡Qué!?, ¿me vas a matar por el simple hecho de alojarme y conocer la felicidad
de una hermosa ciudad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario