miércoles, 24 de febrero de 2016

092 LA CUEVA DE LEBU

092. “La cueva de Lebu” por Tomás Lobo

La sacudida fue breve y estrepitosa. Algunas rocas se desprendieron, y el polvo amenazó con apagar la fogata. Sin embargo, la cueva se mantuvo intacta, tal como lo había hecho durante su milenaria existencia. O eso parecía. Un rumor distinto se apreciaba desde el interior, el sonido de sus pasos parecía perderse en una nueva profundidad. Con una rama ardiente, se internó en la oscuridad. En determinado momento, torció su andar hacia una angosta brecha que bien conocía, y con asombro descubrió que se había ensanchado. Ahora era posible ingresar.

Asomó medio cuerpo, y se estremeció al vislumbrar una colosal silueta de algún tipo de estructura, en el medio de una gran sala. Accedió y sonrió ante lo que apareció ante sus ojos: una antigua fragata bien conservada, apenas sumergida en una laguna. La leyenda de la cueva de Lebu era cierta. Bastaría subir a la nave y recoger el tesoro.

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