109.
“Volverás” por Paulo Austero Domen
Los
rascacielos aparecieron entre las nubes. Sintió comodidad, placer. Una ciudad
estadounidense: rica, cosmopolita. ¿Qué le esperaba allí? Le esperó un trabajo,
un departamento con vista a Central Park, una Volvo XC90, mujeres de todas las
medidas, sabores y colores. Nueva York: la ciudad de las cosas. Al principio
esa emoción bastaba; los sentidos galopando al placer de las cosas y personas.
Confort.
Pero
después dejó de sentir. Las calles estaban mudas. Los edificios eran como naves
de otro planeta; ajenas a la tierra, a su tierra. Las mujeres, con sus lenguas
extrañas, le parecían hadas monstruosas. El idioma lo traicionaba a cada rato.
Incluso dejó de conducir por la ciudad y comenzó a tomar el metro, que era espantoso:
la humanidad en serie al matadero, silenciosa.
Tuvo
pánico. ¿Pero qué diría al volver? Diría la verdad; la tierra canta y su canto
es dulce y se siente. Lebu era una canción.
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