Amanece
temprano la Región de Biobío. Somos lebulenses y felices. Papá despierta de
madrugada para irse a pescar en su vieja barca. Cuando yo nací, ya la tenía
fondeada en el Leufu. Mis hermanos mayores faenan en las minas de carbón de
piedra. Son malos trabajos y siempre quedo más tranquilo cuando regresan al
atardecer a casa. Una vez allí es Mamá quien cuida de nosotros. En realidad de
mí cuidan todos. Es la ventaja de ser el menor. Pero antes de que regresen,
siempre me gusta cerrar los ojos y entonces sueño. Sueño que vuelo sobre la Cordillera de Nahuelbuta, el Morro de Tucapel, visito al Niño
Pez y continúo hasta Isla Mocha. Vuelo porque somos la comuna de la “ciudad del
viento”. Ya de vuelta a casa realizo una última parada en la Iglesia de Santa
Rosa para rezar y pedirle que todos vuelvan a casa. Es entonces cuando yo cuido
de ellos.
JW
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