sábado, 11 de enero de 2020

049.- UN HOMBRE DE GUERRA


Era un hombre tozudo. Marcado por una infancia dura, con un padre severo, que lo llevó por el camino de la carrera militar. Sus convicciones eran propias de una persona calculadora, donde la palabra piedad era símbolo de flaqueza. Esa tarde, golpeando con fuerza la mesa de su escritorio, manchando con sudor los planos y mapas de la región, se percató de la debilidad de su enemigo. Un grupo de trúhanes movilizados por la ambición, capaces de aliarse hasta con el mismo diablo. Por otro lado, indígenas, algunos incentivados por un francés de poca monta que los embaucaba con una voz firme y una apariencia de semidios, y aquellos con vocación de lealtad a sus tierras, serían blanco fácil para un intendente y supuesto fundador: sus campos desaparecerían y junto a ellos, la esperanza de subsistir en un mundo fortificado, donde la venta y el rendirse es la alternativa final. Suspiró aletargado.
Mariana Latorre

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