Hace 40 millones de años, lo que hoy
conocemos como Punta Murhuilla, era un rico ecosistema marino con gran
diversidad de bivalvos, gastrópodos y equinodermos. Ninguna especie en tal
época podría vaticinar la extinción masiva de tanta fauna y flora que pronto
sobrevendría. El proceso duró millones de años y todo fue cambiando.
–¿Qué haremos? ¿Lograremos evolucionar?– exclamaban
con desesperación algunos caracoles.
–¿Tal vez nunca sepan de nuestra existencia?–
susurraban un par de erizos.
El paso de los años ha dejado expuestos
algunos testigos de tales eras geológicas mediante sus registros fósiles.
Testigos nobles, mudos, valiosos y simbólicos de eras pasadas que hermosean
nuestra costa transformándola en un museo natural. Dicen algunos que los
recuerdos nos permiten revivir momentos perdurables en el tiempo y viajar hacia
otras épocas.
¡Les recordamos!
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