Hemos
llegado a Lebu de noche, sentimos que arribando desde el cerro volábamos admirándonos
de las corrientes luminosas que rayan la superficie de la ciudad. Voy contigo
amada mía, y el tiempo se detiene caminando por las fértiles calles que me
hablan de ti. Pasamos la noche en un pintoresco lugar amable y surtido de
buenas intenciones, y tu al recostarte me hablabas con tu cuerpo que nuestro
amor es único y cálido, húmedo y eterno.
Los destellos matutinos que se infiltraban entre nuestra ventana, nos golpeaban y nos alegraba el día. Salimos, y el sonoro folklor de Lebu era una música regocijante que escondía en lo profundo nuestras penas.
Los destellos matutinos que se infiltraban entre nuestra ventana, nos golpeaban y nos alegraba el día. Salimos, y el sonoro folklor de Lebu era una música regocijante que escondía en lo profundo nuestras penas.
Viajamos
a la playa, recorrimos descalzos admirando la coreógrafa infinita de las olas y
el viento nos acariciaba los rostros y nos hacía pensar.
Volvimos
a nuestra ciudad y todas las preocupaciones y desdichas las dejamos en el
espíritu hospitalario de la hermosa ciudad de Lebu.
KD
Hermoso.... Describe lo que alguna vez con mi amor vivimos en esas inolvidables tierras.
ResponderEliminarExcelente... Pude viajar al leer este escrito
ResponderEliminarAl leer me dan muchas ganas de conocer el lugar en compañía de mi amada...
ResponderEliminarSúper hermosa escritura, no conozco Levy pero si Llico y al leer y revivir lo hermoso de la costa chilena pude sentir la sensación de estar en Lebu
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