Ella abrió las cortinas de su casa,
y quedó completamente hipnotizada por el paisaje.
Aquel invierno en Lebu era tan
suave, que simplemente deseaba detenerse a observar tal maravilla a través de
sus ventanas cristalinas y congeladas durante toda la mañana, aunque tendría
cosas por hacer en la tarde.
En un momento quedó pasmada al ver
que alguien muy similar a él caminaba por la calle que se encontraba frente de su casa.
O tal vez… ¿realmente era esa persona?
Repentinamente, saltó hacia la
calle tratando de alcanzarlo, sin darse cuenta de la baja temperatura y aún descalza.
Cuando lo alcanzó, tocó temerosamente su hombro para llamar su atención, y al
ver su rostro, sintió frío nuevamente, porque no era él.
Volvió a su morada luego de pedir
disculpas, con el alma fría y decepcionada porque aquello sucedía todas las
mañanas…
Porque quería verlo de nuevo.
K
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