lunes, 20 de enero de 2020

CIERRE DE CONVOCATORIA


El sábado 18 de enero, a las 23:59 horas, horario de Chile continental, de acuerdo con lo contemplado en las bases del concurso, se efectuó el cierre de la recepción de trabajos concretándose un total de 86 postulaciones para esta nueva edición de Lebu en pocas palabras.

Cabe señalar que, hasta el 31 de enero se considerarán los comentarios y las visitas a los 86 trabajos publicados en nuestro blog para dirimir el premio al trabajo mejor valorado, agregándose la calificación del jurado.

Todos los trabajos han sido enviados a un comité de lectura que recomendará, un número no determinado de éstos, para la evaluación de un jurado especializado que escogerá a los ganadores y/o ganadoras.

Según el calendario acordado el 1° de marzo de publicarán los resultados.

Deseamos la mejor de las suertes a todos y a todas quienes han tomado parte en esta nueva edición de Lebu en pocas palabras.



Jaime Magnan Alabarce
Coordinador


sábado, 18 de enero de 2020

086.- TIERRA DE PORTALES


Soy de la tierra del águila, el nopal y la víbora de cascabel. Monto mi nave de cuatro ruedas para emprender un viaje hacia una tierra ubicada en el fin del mundo.
Llego a una playa cubierta de cuevas, cada hueco es un portal. Mientras camino escucho el bramido de un toro a la distancia que se ahoga en el violento sonido de las olas. Gigantes de roca caminan conmigo, cuidando que no robe el tesoro que yace ahogado en las venas más profundas del planeta.
Una cruz que se impone ante los hombres, una plaza de armas donde incontables legiones cantan odas a los héroes caídos, un castillo donde los mineros aún construyen las bases de la ciudad. Tanta belleza…
La ciudad de portales, un lugar donde lo imposible pasa, donde la magia existe y está presente en todos los habitantes, pero que se oiga claro y despacio su verdadero nombre: Lebu
Cuahucóatl

085.- NIÑO SALVA A LEBU AL DAR UN PASEO CON EXTRATERRESTRES


Y explotó la Enterprise ¡Justo saqué la licencia! E.T. conquistaría la galaxia desde Lebu (por la carbonada) ¡Con democracia! Me prometió el tesoro del Toro y pizza gratis más museo (EDUCACIÓN ENTRETENIDA PO)  ¡PLANEADÍSIMO! Pero intentó dominar el mundo con rachos laser ¡Así no po! ¡Me quedaron las patas negras enseñándole todo! "No sea Catete" exclamé "Así no son los amigos" Le enseñé que uno puede escuchar a los demás sin quemar cosas, sino “¿Que será de mi mami y el Tito que vende empaná? ¿Quién los escuchará?” Quedó más calladito que el loro de espalda, ni me pescó ¡Nadie se mete con el mundo y mi mamá si no soy yo el presidente!
-¿Qué hiciste?
Pesqué el huemeco del Tito, apreté el botón rojo del succionador (Todo lo que sube tiene que bajar) y… ¡CABOOM!
Así salvé el mundo sin querer, siempre modesto ¡Alto Señor,espere! ¿Y mi sueldo por salir en la tele?
Chandler


084.- EL SECRETO DE BENAVIDES


Las leyendas locales cuentan que ese hombre, Benavides, escondió su tesoro y acabo con la vida de sus ayudantes mientras escapaba. Dicen que aquel botín fue puesto en una caverna de Lebu junto a las playas de Millaneco, pero esto no es del todo cierto.
 El fantasma del bandido no vaga en busca de tales fortunas compuestas por plata u oro, es mas, según he averiguado aquella historia del gran tesoro es solo eso, una historia creada para ocultar la verdadera riqueza del fugitivo, aquella que concibió luego de serle otorgada   la misión de internarse en la Araucanía, una niña de cabellos dorados y ojos de plata, nacida tras el fugaz romance que sostuvo con una nativa de la zona.
Warlock Iscariote

083.- EL TESORO


Después de incontables días de extenuante viaje, trasladado por algún descendiente perdido del titánico y fuerte Mocha Dick, un cachalote albino que era capaz de hacer naufragar pequeñas embarcaciones; por fin desembarco en las costas de la Isla de Mocha. Elegí esta isla porque hasta el mismísimo Francis Drake o cualquier otro legendario pirata lo hubiera hecho si estuviera en mi lugar. Miro a mi alrededor con cautela y cavo la arena apresuradamente. Nadie tiene que advertir que entierro un cofre pequeño con un gran tesoro en su interior. No es un tesoro cualquiera, no es oro ni plata; es el corazón de mi amada y la he traído hasta estas tierras tan lejanas, donde nadie me la volverá a quitar de nuevo. Ya casi finalizo, cuando en medio de la vegetación distingo a un hombre vestido completamente de negro. Es Lucifer... y seguramente que esta fría noche está buscando un alma para llevárselo con él.
Ojitos

082.- MI AMOR


Le había cerrado la puerta al amor: llevaba dos años soltero. Como razón principal, estaban mis malas experiencias entre él y yo. Me dedicaba a los estudios y a salir con amigos, sin comprometerme al conocer a alguna chica. Relaciones sexuales tenía de forma esporádica, pero no mezclaba sentimientos, era algo carnal solamente. Un día, cuando iba en la micro, camino a la Universidad técnica en Lebu, me topé con ella. Morena, con un increíble cuerpo, labios pronunciados y unos ojos que te invitaban a perderte en ellos. La timidez pudo conmigo, pese a que pensé en acercarme a hablarle. Se paró para bajarse a unas dos paradas de la mía. Llegando a mi lado, extendió su mano, que contenía un papel y me lo pasó –sonriendo–. Aparecía en el su número telefónico. Nos casamos en una Iglesia cercana al río Lebu, hace ya tres años, y a nuestro haber tenemos un hijo.
Marc Liart

081.- UNA VIDA DE BULLYNG, UNA SOLUCIÓN


Iba al colegio desanimado. Contaba  18 años en ese entonces. Esperaba ansioso el sonido del timbre de la hora de salida, exactamente a las 18:00. Mi colegio se ubicaba cercano al centro de Lebu. Era nacido y criado en la zona, gancho. Ese momento en el que escuchaba el repiqueteo del timbre era comparable al orgasmo, teniendo una relación sexual con Brad Pitt. ¿Cuándo me di cuenta que era gay? En el instante que vi Troya: lo peor no fue eso. Sino que Carlos –mi compañero de puesto– vio una conversación subida de tono con el que era mi pareja en ese entonces. Le había pedido el celular para revisar Facebook, sin cerrar sesión. Al otro día todo el colegio sabía de mi relación. Me hicieron la vida imposible; maricón fue lo más decente que me decían. Saliendo del colegio, me iba a la biblioteca, los libros y mi pololo eran los únicos que me entendían.
Marc Liart

080.- EL PRIMERO NUNCA SE OLVIDA


Tengo 15 años; nací en Santiago, pero actualmente vivo en Lebu. Nos trasladamos con mi madre, mi hermana y mi padre, luego que a éste lo mandaran por trabajo al sur. Le ofrecieron un excelente puesto, junto a un sueldo que doblegaba al ganado en la capital. “Tranquila, mijita. No estés triste” –me repetía incansablemente. Cómo explicarle que lo que más me costaba era dejar al Pelao, mi pareja de hace dos años. Su familia sabía de nuestro amorío, la mía no. La razón: era cinco años mayor que yo. No fue nada fácil el tener que dejar todo atrás. El decirle adiós al hombre con el que perdí la virginidad; con el que perdería (también) el contacto. Él me vino a ver una pura vez, al mes de mi llegada. Me quedé con la despedida en el terminal de buses y con estas palabras: “Espero seas muy feliz, me voy a Europa a vivir”.
Marc Liart

079.- ME DIJISTE QUE ERAS MÍA


Ah… aquel día donde nuestros ojos se encontraron, de paseo en la Isla de Mocha, mientras que aquel guía alto y delgado nos hablaba de tradición Mapuche, historias de piratas y naufragios… 
Todo se detuvo en ese momento… Nosotros y las bellas playas.  El recuerdo de ese día muy vigente en mí.  Y luego empezó todo. La primera cena juntos.  Y cuando dormías con los miedos destapados.  Tu cabeza sobre mi hombro, tus delicadas manos en mis rudas manos de pescador artesanal, como tantos en Lebu.
Hoy se cumple un mes de amor.  Quisiste irte, quisiste separarte, pero yo supe solucionarlo.
Aunque algo cambió… Se hace difícil casi arrastrarte de un lado a otro, no cooperas.  Nos miran como… raro.  Y ese olor penetrante y pútrido que nos rodea.  No me hablas, sólo un prolongado silencio.
Ni me respondiste cuando te comenté que había desaparecido una jovencita en Lebu, nuestra ciudad.
Nada más importa, te amo.
ZANTO

078.- SANTO Y SEÑA


Viejo, encorvado,  de caminar lento va Juan, a esperar su final, imitando la tradición de los elefantes cuando sienten que la muerte los acecha, para no convertirse en una carga familiar.
 Entre sus harapos había escondido un poco de dinero,  para viajar a su último destino: la Isla Mocha, al considerarla lugar sagrado para el descanso de su alma, pero antes quiso estar en Lebu, no recordaba: ¿a qué edad?  ¿Dónde? ¿Con quién? pero si recordaba que un día estuvo ahí, el lugar más lindo visto en sus 95 años de vida, tierra escogida por Dios para los indios Mapuches, donde él, un día antes  de partir hizo una promesa, de regresar pero ahora no sabía a qué,  porque sus recuerdos no le respondían. Lerdo y aquejumbrado iba de un lado hacia otro hurgando sus pensamientos.  Al ver un letrero que decía, calle Esperanza, sus recuerdos flotaron como por arte de magia.
JERO

077.- LA ÚLTIMA BRONCA


En plena calle Agua Mucre, he discutido por nonagésima vez con mi vecino Francisco y me he marchado corriendo después de arrearle un buen puñetazo. La ira rezuma por todos los poros de mi cuerpo mientras intento tranquilizarme para no volver a darle una paliza de campeonato. Pero la suerte ha sido esquiva y la fatalidad ha venido a buscarme. Mi adversario tiene ganas de bronca así que no ha podido quedarse quietecito y me ha perseguido hasta encontrarme. Me increpa como si tuviera algún derecho. A continuación, me empuja. Estoy tan enfadado que le arreo otro puñetazo lo más fuerte que puedo. Con tan mala pata que se da contra el borde de la mesa, deslizándose inerte sobre el frío suelo. El destino se burla de mí dejándome desamparado ante la justicia divina.
Cepheus

076.- EL NIÑO PEZ


Cuenta la leyenda que Hera enloqueció de celos cuando descubrió que Zeus la engañaba con una mortal y que ésta le había dado un hijo. Dicen que su furia fue tal que ningún dios del Olimpo pudo calmarla. Invadida por los celos y la sed de venganza, juró castigar a la mundana que osó a acercarse a su esposo Zeus. Así, decidió convertir al vástago de la mortal en un tritón de hierro y lo arrojó al fondo del mar.
Nadie sabe cómo, pero por allá por 1800 y algo un hombre llamado Benjamín Vicuña lo encontró varado en una playa. Desde entonces esa figura de hierro permanece en la plaza de la ciudad como un recordatorio de lo que puede hacer la furia desatada de una diosa.
Camila Márquez

075.- REENCUENTRO NEFASTO


Era una noche cálida de febrero y me disponía a ir al festival, pues había quedado con un viejo amigo, Pablo, al que no veía desde el liceo. Fue imposible no reconocerle porque estaba igual, excepto por una espesa barba. La elevada afluencia al evento obligó a llegar temprano a la Caverna de Benavides. Nos acomodamos en un rincón lejos de las miradas indiscretas para poder charlar un rato. Sin embargo, algo llamó poderosamente mi atención. En la pantalla aparecía un atractivo vampiro invocando a los de su especie. De pronto, Pablo me agarró con fuerza por los cabellos. Sentí como sus dientes desgarraban mi piel y sufrí un dolor insoportable mientras mi sangre dejaba de fluir y mi corazón, de latir. Pensé que aquello era el final. Mas, ¡cuán equivocada estaba! Sólo fue el principio de un horror infernal en el que me encuentro inmersa, atrapada en esta patética película de serie Z.
Cepheus

074.- EL VIAJE DE LA FELICIDAD


Ana fue a pasar las vacaciones con su amiga clara en el municipio de Lebu. El sitio que más la sorprendió fueron las cavernas de Benavides, un lugar mágico, lleno de mucho misterio y cultura. Rodeado de las cristalinas aguas del mar, y de la brisa encantadora que la abrazaba a cada instante.          
Desde niña anhelaba visitarlas, su interés nació por las historias que leía a la hora de dormir, la leyenda del tesoro escondido lo tenía grabado en su memoria. Además de estudiar las rocas y su tiempo de antigüedad, como estudiante de geología esto era una meta más que estaba logrando.
Sacó muchas fotografías, que estarían en su proyecto de investigación, pero algo estaría por pasar que le cambiaría la vida para siempre. No consiguió el tesoro que imaginó en toda su existencia, lo que encontró fue un fósil de un dinosaurio que estaba enterrado en la entrada de la cueva más pequeña.
Spencer Rosewood

073.- UN PASEO ENCANTADOR


La arena era blanca, pero el viento de los mil demonios. Ella llevaba a nuestro hijo en brazos mientras  intentaba domar su pelo que asemejaba a cientos de cobras furiosas.
—¡Ayúdame Antonio!—Me gritó molesta ante mi falta de cooperación y no supe si tomar al niño, buscarle algo con que coger su pelo; o correr por una flauta.
Amanda Luna

072.- EL ANCIANO


Desde hace 40 años un anciano llega todos los días a la plaza. No habla ni mira a nadie. Sólo aparece, sagradamente, a las 7:00 pm. Se sienta siempre en la misma banca. Mirada fija. Perdido en recuerdos que ya no vuelven. Ensimismado en un pasado distante. Luego de una hora, se levanta, se enjuga una que otra lágrima y se va. Así, sin más. Sin hablar ni mirar a nadie. Camina cabizbajo. Sólo levanta la mirada al llegar a la esquina. Mira la banqueta, se da media vuelta y se aleja. Así, sin más. Sin hablar ni mirar a nadie.
Algunos dicen que es un viejo loco. Otros, que le queda poco. Pero nadie sabe su historia. El único testigo fue El Niño Pez. Él vio cómo, hace 40 años, el anciano se despidió de su amada. Con un beso y una promesa: la de volver.
Eso nunca pasó… él la esperó, ella nunca regresó.
Camila Márquez

071.- CHIFLÓN LA FORTUNA


El carbón andaba en la brisa, en la fresca, era mejor ni acercarse a las minas porque uno quedaba negro; marcado, con tos y los ojos achinaos. Pero el Tito era porfiao se paseaba para ver al dueño de toda esa plata, lo quería hacer tonto. Era un cabro ágil y pillo, sus padres lo habían mandado a un internado, pero él se escapaba para ver a su hermana chica, la Tere que tenía los ojos verdes de pura pena. Así fue como en la noche se apareció el dueño y el Tito lo hizo leso, el hombre solo le advirtió que las mentiras hacen que se vaya el gusto; “el pecado es negro como la noche y dulce como la maldad”.
En la casa, el café se sirve con 9 cubitos de azúcar y solo le falta la luna, la que se llevó a la tía Tere y dejo al Tata con ojos verdes.
                                                                                                      Antonieta E. Santibáñez

070.- MAPA DEL TESORO


Llegué un martes y ya era tarde, pasé por la piedra del toro; tres saltos para no nadar en lo hondo. Camine con el mar en la frente; los cuatro pasos siguientes. En las rocas busqué y nada solo vi marejadas, me di la vuelta; cinco pasos a la izquierda y se aparecía la niebla. Decidí dormirme al alba, ahí miré de reojo para que no se asustara el zarapito que trinaba.
                                                                                                   Antonieta E. Santibáñez

069.- AHOGADA


Observo con la vista de un enamorado. Las pálidas arenas de Millaneco, y en su horizonte la mar en calma, me recuerda porque vuelvo.
Observo en sus orillas, lo que alguna vez fueron mis huellas, ahora difusas por el tiempo, el tiempo y sus mareas.
Observo sin mis ojos lo que entre silencios el viento me susurra, y ahí donde la salada brisa evoca alegrías, encuentro una penumbra.
Es un dulce juego entre la luz y las sombras de mi memoria ensordecida, quien me obliga a observar con la vista de un enamorado, todo lo que he obtenido después de haber perdido el sentido de mi vida.
Y es que he encontrado; entre sus lívidas arenas, el reflejo de aquel dulce rostro de porcelana y en las profundidades de aquella tela añil, sé que en paz descansa mi amada.
Warlock Iscariote

068.- PRODIGIOSA MÚSICA


La vida me llevó a Lebu, que me saludó con aguaceros y gente huraña.
¡Ignoraba su idiosincrasia!
 Me ocupé con dedicación de la salud de los necesitados.
Me atormentaba la falta de recursos, burocracia, demora en la atención, descortesía en el trato. Estaba aislada, nadie solidarizaba con mis demandas.
Caminando, llegué a la cueva del toro, roca misteriosamente imponente, al borde del mar iracundo.
Oí música celestial. Un virtuoso joven sacaba hermosas melodías de su violín.
Comentaban que así solventaba sus estudios.
Personas subían y bajaban. Risas y gritos en ese monumento natural.
¿Cómo irrespetan al artista? - me preguntaba molesta.
Me concentré en la música, que me alejó preocupaciones y malestares.
Tarde, descendió, tomó sus aportes y marchó.
¡¡¡Yo estaba renovada!!!
Cumplí mi periodo, regresé a Santiago.
Terminada mi beca, volví a Lebu.
 Corrí a escuchar esa prodigiosa música.
Nada era igual. Todo lo arrancó la furia del mar en 2010.
                                                                                                               María Lorenza

viernes, 17 de enero de 2020

067.- EL GRITO


El grito  de una niña no dejó indiferente a nadie cerca de la caverna.
Era un grito desgarrador y agudo, que se transformó en un llamado de auxilio para los hombres que pescaban cerca de allí.
Corrieron pensando lo peor. Al entrar vieron como una niña de no más de nueve años, era amenazada por otro, un poco más alto, que llevaba una máscara de halloween.
— ¡Suéltala, ahora mismo!—gritó un pescador.
— ¡Pero tío, nos jodió toda la película!—respondió uno de los pequeños, invisibles hasta ahora, que permanecían  sentados en el suelo húmedo, observando atentos  la escena siniestra.
Los actores salieron indignados y tras ellos una decena de niños especulaba sobre el final de “la película”.
Se frotaron los ojos al llegar a la playa y reencontrarse con el sol. Luego, el viento los despeinó, y en un impulso infantil donde el invierno no tuvo mayor importancia, corrieron a meter los pies en el mar.
Amanda Luna

066.- CEMENTERIO SIMBÓLICO y FIESTA DE LÁGRIMAS EN ISLA MOCHA


Mis queridos y muertos compañeros, como ya sabrá la mayoría es tradición que cada año nuestras almas nativas sean atraídas aquí, al cementerio de Isla Mocha, en donde llenamos nuestras copas con el más rico néctar de nuestras lágrimas y celebramos la profecía de la cultura Lafquenche, inspiración de la más bella interpretación de nuestra tierra: “Moby Dick” con las majestuosas ballenas.
Esta isla, podría ser definida  como el purgatorio más bello para cualquier alma pasajera, en donde la gente vive de la pesca y el mar vive de la gente, en donde la flora se masifica cuando uno recita los más majestuosos poemas del alma y la fauna es un bello espectáculo proyectado en el más paradisíaco escenario que se te podría ocurrir.
¡HOY, AQUÍ Y AHORA BRINDEMOS Y DERRAMEMOS NUESTRA FELICIDAD TRADUCIDA EN LAGRIMAS, POR NUESTRAS INCOMPARABLES AGUAS CRISTALINAS! ¡BRINDEMOS POR LEBU Y POR SU APOLÍNEA ISLA MOCHA!
Carmeli Forrigethy

065.- EL TESORO


María, Sofía y Juan iban camino a la caverna de Benavides en Lebú. La verdad era que María no entendía porque sus primos; Sofía y Juan, estaban tan empeñados en buscar un tesoro que era solo una leyenda. María solo había aceptado ir con ellos porque quería demostrarles que era mentira.
Mientras María pensaba, llegaron a las cuevas de Benavides.
-¡Oh! Hermana, ¿trajiste la pala?
-Sí, Juan. Más vale empecemos ahora a buscar.
-Chicos, insisto que esto es una locura. - les dijo María, sentándose en el suelo.
-Tu negatividad me afecta. Así que, si quieres ayudar, levántate. - respondió Sofía.  
María levantándose de mala gana, dejó que su prima excavara en su lugar.
Mientras Juan intentaba convencer a María de que la leyenda era verdad, Sofia excavaba.
-¡CHICOS!
Juan y María fueron corriendo donde Sofía. Ella sostenía una caja llena de riquezas adentro.
-¡La leyenda…!
-¡MARÍA!
María se sobresaltó, abriendo rápidamente los ojos.
Chave

064.- AMORES EN GUERRA


En el transcurso de la guerra de emancipación chilena en el Valle de Lebu el coronel Federico García con 35 años de edad se enamoraba por primera vez de Helena Montenegro de descendencia Española, con aproximadamente  25 años de edad y quien poseía un talento exquisito para el arte y la poesía, y además de eso apoyaba al ejército español con los combatientes heridos en guerra.
Helena, meses antes de iniciar la guerra llega a suelo chileno con la expectativa de encontrar una inspiración para su vida, y la encontró en los brazos de Federico García la noche del 18 de julio de 1818 en un afamado restaurante.
Federico la miro y encontró en sus ojos un océano de ínfimas sensaciones que terminarían en un desenfrenado amor que terminaría con la muerte de Federico en manos del hermano de Helena quien pertenecía al ejército español debido a la muerte de su hermana al dar a luz.
Mariposa Bella

063.- EL MAR EN LLAMAS


Habían pasado diez días, mamá decidió juntarnos en el Mirador Cerro la Cruz. Lucía hermosa. Por muchos años había sido la piedra de sacrificios.
Sacábamos fotos, y dibujábamos falsas sonrisas. Fingíamos ser turistas. Entonces mamá preguntó cómo había sido el camino de regreso.
Como escrito en un cuaderno de viajes, cada uno le dio detalles. Marcos había permanecido oculto en las Cavernas de Benavides. Andrés junto a su familia había pasado sus días en el Nevado de Chillan. Mamá junto al resto, fueron a visitar a familiares a las Playas de Millaneco.
Yo el menor de todos, el hijo amado de papá, lo llevé a él a recorrer las costas de Tirúa. Desde allí cruzamos a Isla Mocha. Fue a la orilla del mar, lo miré a los ojos y le dije: perdón, pero mamá ya sufrió bastante. Rápidamente arrojé fuego sobre uno de los agujeros de gas, y pude ver como papá implosionaba. 
NiDai

062.- LOS CUENTOS DE LA ABUELA


En casa de la abuela, cerca del Trongol, Nahuel no duerme si no escucha un cuento.
-¿Cuál quieres, el de las serpientes o la calchona?
El niño abrió sus ojazos grandes y exagerando un susto dijo:
-Ay, ñi chuchu esos me gustan, pero me dan mucho miedo, no podría dormir…
-Bueno, ñi Piuke, otro entonces, que ya deberías conocer…
La abuela comenzó:
“Una hermosa joven vivía cerca de Lebu y cuidaba a un anciano en la ciudad. Su patrón, la quería mucho y la ayudó a estudiar. Pero el anciano murió; había pedido a sus hijos que no abandonaran a la chiquilla. Como eran santiaguinos dejaron un cuidador, hombre mañoso y abusivo. Una noche, la niña trabajó hasta tarde, cuando volvía a casa, la atropelló un ebrio con un camión. La niña no volvió a su hogar.
Desde entonces, su peñeñ vive con la abuela, profesora jubilada, que alguna vez quiso escribir libros de cuentos…”
Sonia Rocha

jueves, 16 de enero de 2020

061.- RESTAURANT HANGA-ROA


Bueno todo comenzó en el restaurant Hanga-Roa ubicado en Lebu una hermosa ciudad ubicada al norte de nuestro país.
Mientras yo estaba sentada esperando a que me trajeran mi pedido comencé a ver con más detalle el restaurant siempre me he considerado una persona observadora pero nada cautivo mi atención.
Un joven camarero llego con mí pedido que fue tan solo un simple café ya que me desvele toda la noche por temas de la universidad y elegí ese restaurant ya que es menos concurrido por lo tanto me asegura más tranquilidad.
Mientras bebía mi café con calma miraba distraídamente la puerta de ese restaurant, pero me sobresalté cuando se abrió y vislumbré unos zapatos cafés mientras más levantaba la mirada más me sorprendía y terminé por encontrarme con la penetrante mirada de ese chico.
Desde ahí mi vida dio un giro y desde ahí no volví hacer la misma.
NB

060.- LA TURISTA


La ciudad de Lebu es gigante y con muchos atractivos turísticos, en este preciso momento me encuentro en el mirador cerro de la cruz desde aquí se puede ver toda la ciudad, el puerto pesquero y la playa Millaneco.
Yo soy una turista más he viajado por muchos países pero soy de nacionalidad chilena crecí en el sur de nuestro país, mi mamá nació aquí en Lebu pero nunca pudimos venir por temas económicos y mi mamá se fue al sur por el trabajo de mi padre.
Por eso he decidido viajar para ver donde nació mi madre, ella me contaba muchas historias de su ciudad natal  siempre me dijo que debería visitar el mirador cerro de la cruz, por eso cuando puse un pie en esta hermosa ciudad me dirigí sin pensarlo hasta aquí y valió la pena.
NB

miércoles, 15 de enero de 2020

059.- MAR, ERES MI PAZ


Sin darme cuenta en mi vida me ha invadido un gran dolor, con mezcla de tristeza, pero mi cura es recorrer esta hermosa playa de fina y blanca arena, me devuelve la tranquilidad, pareciera que cada ola que moja mis pies limpia mi cuerpo, llevándose todo lo malo. Y cuando entro a la Cueva del Toro y siento esos bramidos de las olas al chocar, pareciera que fuera mi alma la que grita con toda su fuerza, para poderse desahogar.
Al salir a la playa del Millaneco ya renovada, feliz ya que cada vez que me siento mal, me limpias llenándome con tu fuerza y energía, devolviendo la paz y sonrisa a mi vida. ¿Cuánto te debo, querido mar?
Para mi es lo más maravilloso poderte contemplar, querido mar, eres mi paz.
Mimi

058.- VACACIONES O NUEVA VIDA


Leonor y una amiga fueron a una agencia de viajes y buscaron un destino diferente para ir de vacaciones. La agencia le aconsejó Lebu, que era la capital de la provincia de Arauco y tenía hermosos lugares que visitar como el Mirador Cerro la Cruz, La Plaza de Armas, entre otras.
Las dos amigas decididas cogieron los billetes y en tres días marcharon. Cuando llegaron a Lebu, se hospedaron y comenzaron a explorar. Lo primero que visitaron fue el Mirador Cerro la Cruz, donde sacaron fotos en la cruz que da nombre al Mirador y  a todas las vistas, y decidieron pasar el resto del día allí. Las vacaciones duraron una semana, pero cuando llegó la hora de marcharse Leonor decidió quedarse, había conocido lo maravilloso que era Lebu y a Julián, que en una semana había tocado su corazón y le había hecho cambiar de vida, comenzando desde cero en Lebu.
Luzbel

057.- SANTA ROSA


Amanece temprano la Región de Biobío. Somos lebulenses y felices. Papá despierta de madrugada para irse a pescar en su vieja barca. Cuando yo nací, ya la tenía fondeada en el Leufu. Mis hermanos mayores faenan en las minas de carbón de piedra. Son malos trabajos y siempre quedo más tranquilo cuando regresan al atardecer a casa. Una vez allí es Mamá quien cuida de nosotros. En realidad de mí cuidan todos. Es la ventaja de ser el menor. Pero antes de que regresen, siempre me gusta cerrar los ojos y entonces sueño. Sueño que vuelo sobre la Cordillera de Nahuelbuta, el Morro de Tucapel, visito al Niño Pez y continúo hasta Isla Mocha. Vuelo porque somos la comuna de la “ciudad del viento”. Ya de vuelta a casa realizo una última parada en la Iglesia de Santa Rosa para rezar y pedirle que todos vuelvan a casa. Es entonces cuando yo cuido de ellos.
JW


056.- VUELVE, QUE HACE FRÍO


Ella abrió las cortinas de su casa, y quedó completamente hipnotizada por el paisaje.
Aquel invierno en Lebu era tan suave, que simplemente deseaba detenerse a observar tal maravilla a través de sus ventanas cristalinas y congeladas durante toda la mañana, aunque tendría cosas por hacer en la tarde.
En un momento quedó pasmada al ver que alguien muy similar a él caminaba por  la calle que se encontraba frente de su casa. O tal vez… ¿realmente era esa persona?
Repentinamente, saltó hacia la calle tratando de alcanzarlo, sin darse cuenta de la baja temperatura y aún descalza. Cuando lo alcanzó, tocó temerosamente su hombro para llamar su atención, y al ver su rostro, sintió frío nuevamente, porque no era él.
Volvió a su morada luego de pedir disculpas, con el alma fría y decepcionada porque aquello sucedía todas las mañanas…
Porque quería verlo de nuevo.
K

055.- VUELVE, QUE EL MAR ES EGOÍSTA


La pequeña jugaba libremente en el estrepitoso mar de las playas de Lebu. La marea estaba agitada aquella vez, y el agua celestial era peligrosa.
La niña se divertía con las olas, y las olas se divertían con ella. Tanto era así que el mar quiso llevársela.
Cuando la madre de la criatura se dio cuenta que el mar se encontraba egoísta y quería devorar a su hija, corrió hacia ella tratando de alcanzarla mientras gritaba “¡vuelve!, ¡vuelve que el mar quiere devorarte!, ¡vuelve que el agua está egoísta!, ¡vuelve, que el océano es abismal y tú muy pequeña!, ¡vuelve, que si tú mueres, moriré por dentro!, ¡Oh Dios mío, haz que vuelva mi niña!”.
Pero el agua no tiene oídos, y no escuchaba sus súplicas. No tenía ojos y no miraba su desesperación. El agua tampoco saboreaba la muerte ni conocía de ella. El agua no conoce las lágrimas.
La pequeña no vuelve…
K

martes, 14 de enero de 2020

054.- LA MOTO DE PAPÁ


Recuerdo cuando mi padre llegó a casa con una moto, era muy antigua y no funcionaba, siempre decía que pronto la arreglaría, así pasaron los años y un día mi padre enfermó y nos dejó para siempre, fue muy triste para mí pero ahora esa moto sería mía, soñaba con esa máquina que no funcionaba, por las noches ya en cama me subía a esa moto y volaba….volaba por toda la ciudad, veía mi Escuela Boca Lebu, y más allá el Rio Lebu, que bonito se veía toda la ciudad iluminada, la plaza, las iglesias y ahí estaban mis amigos de la calle Andrés Bello que gritaban y me saludaban…el Pelao, el Rucio, el Guatón Comilón todos corrían levantando las manos. Que bonitos recuerdos tengo de esa ciudad, fui muy feliz ahí, las pichangas, las bolitas y los volantines que volaban como yo en la moto de mi padre.
Charles Gordon

053.- TOMÁS y SU MONTAÑA


Tomás era tranquilo que jugaba siempre solo. Tenía 7 años. Se acercaba caminando a río Lebu para tener contacto con el agua. Le dedicaba días enteros a observarlo y comunicarse con su inmensidad. 
Un día tomó una carretilla de su padre y se dirigió al río. Cogió bastante arena en la carretilla. Llegó a su casa, la descargó en una muralla. Trazó un pequeño camino en la arena, y pensó “esto será un río que caerá de la montaña”. Al lado, hizo un camino solo de tierra, puso velitas a cada lado imitando faroles, autitos pequeños y ramitas imitando árboles y una manguera para abastecer de agua el río. En la noche prendió las velitas como faroles. Sus padres observaron su trabajo, era una montaña iluminada con un río hermoso lleno de árboles y autos subiendo y bajando de él. Estoy en la cima de esa montaña enviando el agua para todos, dijo a sus padres.
Rey Arturo

052.- EXPLOSIÓN A BORDO


Sentada en aquel bar de Lebu, el momento se acercaba. Me tomé una segunda y hasta una tercera copa. No quería arrepentirme en el último momento. Miré de reojo el dispositivo parpadeando dentro del bolso y lo acaricié suavemente.
Estaba harta de mi marido, llevaba años maltratándome y engañándome con otras, pero nunca había tenido el valor de denunciarlo. Durante meses lo preparé todo minuciosamente, cada minuto, cada segundo, no podía quedar ningún cabo suelto. Esa mañana había colocado en el yate  los mini-detonadores que, accionados por control remoto, provocarían un cortocircuito y posteriormente una explosión. Seguí esperando pacientemente y cuando me llamó con la excusa de siempre, pulsé el botón.
A lo lejos, se escuchó un estruendo y comencé a divisar una nube de humo por las cristaleras. Salí del local y me puse la chaqueta, estaba empezando a refrescar.
Cielo azul

051.- CASTILLOS EN LA ARENA


Cuando éramos unos críos, mi hermano y yo pasábamos las navidades en Lebu en casa de los abuelos. Celebrábamos todos juntos la Nochebuena y tras año nuevo, nuestros padres volvían a por nosotros y regresábamos a Santiago.
Nuestra diversión favorita por las noches consistía en ir a la playa y hacer castillos en la arena con unos enormes y profundos fosos rodeados de piedras. Después nos escondíamos entre las dunas con nuestras linternas preparadas, a la espera de que alguna pareja que corriera tonteando o fuera besándose, cayera en “nuestras redes”. Entonces los iluminábamos solo un segundo y salíamos pitando muertos de risa.
El día que vino la ambulancia porque una chica se había dado un fuerte golpe en la cabeza y roto una pierna, comprendimos que nuestros actos se habían convertido en pecado.
Cielo azul

050.- SUEÑO MAPUCHE


En el mismo momento en que Alonso de Ribera bautizaba con el nombre de Santa Margarita de Austria el fuerte levantado a orillas del río Lebu, al otro lado del océano, la reina despertaba sobresaltada envuelta en sudor. En el perturbador sueño, su nívea piel tornose cobriza y una cabellera morena descendía en liberadora cascada por su espalda desnuda de elegantes brocados. Sentía una serenidad hasta entonces desconocida. Una agradable paz rota de súbito por feroces ladridos de perros alanos, disparos de arcabuz y mandobles de refulgente acero. Sonidos ensordecedores a los que siguieron gritos de horror que se incrustaron en su cabeza resonando con fuerza hasta el día en que el abandono cubrió de olvido aquel lejano baluarte.
Spock


sábado, 11 de enero de 2020

049.- UN HOMBRE DE GUERRA


Era un hombre tozudo. Marcado por una infancia dura, con un padre severo, que lo llevó por el camino de la carrera militar. Sus convicciones eran propias de una persona calculadora, donde la palabra piedad era símbolo de flaqueza. Esa tarde, golpeando con fuerza la mesa de su escritorio, manchando con sudor los planos y mapas de la región, se percató de la debilidad de su enemigo. Un grupo de trúhanes movilizados por la ambición, capaces de aliarse hasta con el mismo diablo. Por otro lado, indígenas, algunos incentivados por un francés de poca monta que los embaucaba con una voz firme y una apariencia de semidios, y aquellos con vocación de lealtad a sus tierras, serían blanco fácil para un intendente y supuesto fundador: sus campos desaparecerían y junto a ellos, la esperanza de subsistir en un mundo fortificado, donde la venta y el rendirse es la alternativa final. Suspiró aletargado.
Mariana Latorre

viernes, 10 de enero de 2020

048.- LA VELA DE LEBU


Érase  un joven surfista. En una competición se encontró con otro chileno. Los compañeros le avisaron de que aquel era un triunfador nato en el surf, a pesar de ser atleta entrado en años. Finalizada aquella prueba el chileno resultó ganador.
Cuando lo felicitó le dijo:
-Felicidades, pero… dígame, ¿ cuál es su secreto?
Él  contestó:
-Es  muy sencillo. ¿Ves esta vela? Es la de Lebu. Soy natural de allí y los hijos de ese maravilloso sitio siempre la tenemos henchida con la más grande ilusión. Cuando nacemos nuestras madres lebulenses, levantándonos en sus brazos, gritan:
 -Eolo, mantén esta vela movida por aires de dicha e ilusión!!
Ahí el secreto, crecer mecido por los brazos de la vela de Lebu, aquellos céfiros.
El surfista comprendió que, contra ese formidable velamen, toda prueba está perdida  porque la agitan extraordinarios y fascinantes aires.  
Malintzin