El Leufu esquivaba las cepas del estoico puente y Alba perdía su mirada en los remansos mientras recordaba a su padre. Él le había dicho de niña que, al cruzar por el puente un día de viento, se detuviera en medio y cerrara los ojos, que había un secreto para ella. Nunca reflexionó sobre lo que su padre le había comentado, sólo comprendía que había sido un esforzado albañil y que dejó la mina Victoria para participar en la construcción del puente.
Pasaron décadas entre aquel entonces y el puente se hizo viejo y el río más tranquilo.
Esa misma tarde, junto con el ocaso cerró sus ojos y paulatinamente, mientras el viento conquistaba vigor, comenzó a percibir el secreto del puente viejo: pequeñas tuberías dispuestas en la base tarareaban con el viento la canción de cuna que su padre le murmuraba de pequeña.
Crisan
Habla de la identidad lebulense, de las bellas historias que pueden nacer en un lugar simple,lleno de riquezas.
ResponderEliminarMe gustó mucho este cuento. A pesar de su corta extensión, creo que logra transmitir y generar muchas sensaciones y emociones que sitúan al lector en el escenario de la narración.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEsencia e identidad Lebulense ...Me hizo recordar mi infancia.
ResponderEliminarMaravillosa expresión de nuestras raíces ..
Si conoces el puente, sabras las sensaciones que genera y de veras entenderas el sentir del autor!!
ResponderEliminarTantas sensaciones emotivas llenas de energía positiva genera la vista de este lugar! buen cuento!
ResponderEliminar