Ongolmo, Pelantaro, Lepiñanco, Paicaví, esos nombres tan propios de calles de Lebu, siempre están conmigo, y cuando en invierno sopla el norte acá en estas tierras, al recordarlos siento una sensación de abrigo, de refugio, de amparo, siempre las recuerdo húmedas de lluvia, o cálidas de sol, a veces repito sus nombres tratando de inventarme una melodía y la rima me suena alegre haciéndose mi compañera gran parte del día.
Han pasado muchas lunas llenas, esas lunas grandes que dibujan esa estela en el mar que parece un plateado camino que de cruzarlo parece llegaremos a un bello lugar. Espero volver a soñar contemplando esos paisajes que sólo Lebu te entrega. Llegaré cantando mi tonadilla por la Prolongación Prat. Cuando camine hacia esta tierra, me iré empapando de su aire, de su color verde, deseo sea en invierno y bajo un aguacero reencontrarme con Lebu.
Olibiyos
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