Su padre le prohibió ver a Rodrigo después del accidente, pero ellos se veían a escondidas en la Caverna de Benavides, teniendo mucho cuidado que nadie se enterara ni los siguieran.
Cuando los padres de Rosario viajaron a Santiago, Rosario se comunicó con Rodrigo para reunirse en su escondite y era tanta su emoción, que no se percató que su hermano la siguió.
Ellos se sentaban dentro de la caverna, a conversar abrazados frente al mar, a veces se besaban prolongadamente, olvidándolo todo, sólo sintiéndose el uno con el otro.
De pronto se escuchó la voz de su padre, quien furiosamente la arrancó de sus brazos y se la llevó para siempre de lado para nunca volverse a ver.
Pasaron diez años y Rosario volvió a Lebu al funeral de su padre y después del entierro fue a la Caverna a recordar aquellos momentos felices y al entrar, él la estaba esperando.
Andy
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