miércoles, 22 de febrero de 2017

098. LA DANZA DE LAS MUJERES ALADAS

Era un hermoso y soleado día de verano a fines de diciembre. Nahuel, después de atravesar los cien metros de la oscura caverna, pudo caminar por las blancas arenas de la playa Millaneco, lugar paradisíaco de gran hermosura y tranquilidad. Se recostó a mirar el oleaje del mar. Era de no creerlo: a solo pocos metros de la orilla, en el mar, danzaba unas hermosas mujeres aladas de múltiples colores centelleantes con cabellos largos y brillantes como el oro, junto a hombres altos y hercúleos que las lanzaban al aire y luego ellas continuaban volando como aves, pero con la delicadeza de una mariposa en busca del celeste y claro cielo de la ciudad del viento, para después clavarse en el mar azul, cual hábil pelícano tras un pez. No se cansaba de ver la inesperada coreografía de tanta belleza, alegría y destreza, pero de pronto despertó, al escuchar el penetrante bramido del toro.

Víctor Weldt

1 comentario:

  1. MUY BONITO, NOS HACE SOÑAR CON LA MEZCLA DE VIENTO, MAR y CIELO, NO PODEMOS SEGUIR SOÑANDO CON LA LECTURA, NOS DESPIERTA ESE RUIDO Y BRAMIDO DEL MAR.

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