En la modesta puerta de su casa en Boca Lebu María Mercedes esperaba a Juanito Manuel todos los días a las cinco de la tarde. El café de higo caliente, el pan de mina y los huevos azules revueltos... así esperaba a ese hijo amado -único recuerdo que le había dejado su marido que había desaparecido en el pique Anita hacía 20 años.
El chiquillo era su consuelo y razón de vivir, ya era todo un hombre y como todo hijo de minero se hizo a la mina a los 17 años y entró al pique Amalia que lo esperaba con ansias de oscura y oculta amante.
María Mercedes perdió su norte ese nefasto día en que las fauces hambrientas y despiadadas del pique Amalia se tragaron a ocho muchachos, ella seguía esperando a Juanito Manuel que de seguro llegaría luego, muy luego.
Telesila
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ResponderEliminarTriste historia, este tema daría para escribir un libro. Soy un lebulense que siempre lo recuerda.
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