El día que Chile perdió la final del Mundial nos emborrachamos en una taberna cercana a la bocana del río Lebu. La misma por donde el tsunami entró con furia un sábado de madrugada para empotrar toneladas de lanchas contra el puente. También de madrugada supe que aquella ascendente de mapuches, cuyo nombre significaba luz, se convertiría en mi futura esposa. Nos escuchamos, porque la vida a veces se vive como te la han referido. Hijo de lebulenses, conté con un trastarabuelo que fue empleado de la oficina telegráfica. De él quedaron impregnados en la familia los días de terror vividos en la misión del Imperial. El asedio de los indios trajo desesperados mensajes de auxilio a Lebu: "No quiero pintar estos desastres tal y como los conozco, por no alarmar". Afortunadamente, los vientos que dan el sobrenombre de nuestra pequeña ciudad de mar se llevaron esas muertes Nos besamos esperanzados. Habría otro final..
Reni
Bueno.
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