Ayer, el soplo de mi viajera alma recorrió las maravillas de Lebu. Ella visitó las Cavernas de Benavides en un paseo inmerso de un escenario tranquilo, una vista fotográfica, piedras, agua y un cielo paradisíaco.
Fue tomada por la tranquilidad, ella descansó sus pies invisibles en las arenas de la Playa Millaneco, toda su aura se entregó al mar.
Yo intenté arrastrar los hilos del alma, pero ella acabó enamorada por los misterios de las grutas y se rindió completamente al precipicio.
En la costa del Pacífico, mi alma vive ahora. Pasa su tiempo vagando por las bahías de Lebu.
Morphine Epiphany
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