Las olas se mueven de acá para
allá. Hoy no es un día para salir pero hay que parar la olla y el clima no te
da de comer. Muchas veces habíamos zarpado en estas condiciones. Pero esta vez
el agua que caía del cielo no estaba de buenas con las del ancho mar. En una
guerra terrible, las gotas de lluvia golpeaban con fuerza y el océano respondía
la embestida con olas de un poder indescriptible. Al medio de estas dos
fuerzas, el “Cholo”, mi botecito llamado así por mi abuelo que me enseñó el
arte de la pesca. Una ola gigante nos tragó, fuimos nada en comparación a este
mundo. El bote y yo nos enterramos en la profundidad. Vi cosas que nunca
imaginé ver antes de cerrar los ojos. Morí en la mía. A pesar de lo duro amaba
esto. Hoy mi cuerpo no está pero soy una piedra recordándome.
SBL
que buenísimo zapallo!
ResponderEliminarWena Sergiosapallo,
ResponderEliminaraquí siguiendo tus versos e historias, puro aguante.
-lagota
Esta muy bueno
ResponderEliminarQue triste realidad de muchas familias de las costas de Chile.
ResponderEliminarMuy buen relato Tigrito ��
Buenísimo
ResponderEliminarMuy bueno! Y hermosamente triste a la vez.
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