-¿Te
acuerdas vieja cuando vivíamos en Lebu?
Se
miró saboreando la sal de sus manos esa madrugada mientras sentía que la
belleza y frescura de los árboles le atraían olores de esperanzas.
Siguió
su caminar casi lento, a sus años no necesitaba apuro, todo ya estaba consumado,
pero él insistía en regresar a ese lugar por la ruta del llamado Parque del
Carbón…
-¿Otra
vez viejo vas a esos tiempos? Él la miraba en silencio y alzaba su mano
despidiéndose con una sonrisa…
-Te
prepararé tu manche viejo, lleva algo para comer siquiera.- Ya había salido don
Heriberto en su recorrido sin tiempo por las calles del carbón hacia Bocalebu.
Aquella
explosión lo tiñó de sangre negra que continuaba recorriendo en su ser. Nada
era más escalofriante que triturar los sueños con el grisú.
-Ahora
estamos en la eternidad, viejo.
Artemisa
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