Todos
se levantaron al unísono, para estallar de alegría entre aplausos y risas al
terminar la función. Grandes dientes se asomaron en mi boca y en el corazón una
lágrima de dolor haciendo la rutina de mi viejo el día de su funeral en el
cementerio de Lebu con el sol como testigo al compás de las almas danzantes.
Rose Elizabeth MacAllister
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