Tumbado en la lápida que lleva tu nombre, no sé
si son las lágrimas que salen de mis globos oculares o si son las estrellas del
cielo, pero unas pequeñas luces resplandecen a la distancia. Tampoco sé si esas
cruces del cementerio simbólico que creamos antes de tu despedida sean reales,
quizá sólo sean reflejo del cielo, como en el mar, los espejos naturales de la
Tierra. Tal vez los cementerios son los espejismos de la vida, y las estrellas
sus luciérnagas.
Thomas Walker
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