Todos somos de
algo o de alguien, puede que quizás lo ocultemos o lo disimulemos, pero el espíritu
de pertenencia y el de pertenecer ha acompañado al hombre desde su existencia,
es por eso que nunca me he sentido forastera en ningún lugar, jamás permití que
mis huellas se sintiera extrañas,
también fue por esto que cuando llegué a esta tierra, me dediqué a
conocerla a ella y a sus gentes, sabía
que esta no era una estancia transitoria, había llegado aquí por trabajo, pero
me quedaría por amor a un tierra bañada en mar con sabor a minería, lo supe
desde que llegué al mirar su faro al anochecer, allí comprendí todo, mi vida
había estado guiada para llegar a hasta ese puerto, era precisamente esa luz la
que le faltaba a mi vida, ese destino a donde llegar, porque estoy y estaré en
Lebu…
Princesa Íbera
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